Las lluvias en la región agrícola núcleo “dan vuelta el partido” contra la sequía. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las precipitaciones de los últimos días provocaron un cambio drástico en el perfil de los suelos. No solo superaron las expectativas, sino que transformaron por completo el panorama agrícola. “Veníamos perdiendo 3 a 0 contra la sequía. Con las lluvias de la semana pasada, nos pusimos 3 a 2, y con lo que está pasando ahora, pasaríamos a ganar 4 a 3″, explicó Cristian Russo, jefe de estimaciones de la entidad. Fueron decisivas para sostener el trigo y ayudarán a la siembra de maíz y soja.
Este cambio se debe a los acumulados que superaron los 70 milímetros en varias localidades, lo cual es clave para la campaña gruesa. En las últimas 24 horas, las lluvias dejaron más de 90 mm en puntos como María Teresa, Rufino y Canals, mientras que otras zonas como Noetinger y Colonia Almada registraron 80 mm, y Pozo del Molle, 76 mm. Para alcanzar condiciones óptimas, se necesitaban registros cercanos a los 100 mm, cifra que ya se había logrado en el nordeste de Buenos Aires. Este escenario cambia las expectativas para los cultivos de soja y maíz. “Si completamos estos valores en el oeste y cubren también el este, estamos ante un evento clave que, en solo dos semanas, ha cambiado totalmente el panorama de la región núcleo”, afirmó Russo.
Desde la entidad remarcaron que el impacto de estas lluvias es muy positivo para el trigo, que está en sus últimas semanas de desarrollo. “Estas lluvias, junto con las de la semana pasada, van a ser muy beneficiosas para el llenado de granos”, señaló Russo. Además, favorecen la siembra de maíz, que se había visto limitada por la falta de agua. No obstante, el riesgo de sembrar en este momento radica en que el periodo crítico del cultivo podría coincidir con enero, una época peligrosa por la falta de agua y las altas temperaturas.
Las expectativas también mejoraron para la soja, que comenzará a sembrarse con mayor intensidad en las próximas semanas gracias a las reservas hídricas generadas por las lluvias. “Ya se han iniciado algunos lotes aislados y, con estas lluvias, la siembra de soja va a tomar mucha fuerza”, destacó Russo.
Vale recordar que el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), publicado el 17 de octubre, ya había señalado que las lluvias eran clave para evitar una mayor caída en el rendimiento del trigo. Si bien llegaron tarde para revertir el daño en los trigos que estaban en pleno llenado de granos, fueron fundamentales para estabilizar el rendimiento en muchas áreas. “Había 650.000 hectáreas en condiciones regulares a malas, pero tras las lluvias se redujeron a 325.000 hectáreas”, indicó el informe.
“Tengo una alegría que no se puede describir. ¡Qué ganas teníamos de ver llover! Más de 60 milímetros; estos datos no se veían desde hace tiempo”, expresó Walter Malfatto, productor de la localidad de Bragado, quien aseguró que hacía cuatro años que no veían lluvia en esta época.
Sostuvo que estos milímetros llegan en un momento crítico: por un lado, en esa zona los trigos se estaban secando, y por otro, ahora se estaba llevando a cabo la siembra de soja con muy poca humedad. “La verdad, estábamos desesperados por lluvia. Y bueno, por fin, algo positivo. Antes no teníamos tan en cuenta el clima y llovía siempre, pero ahora hasta el clima se nos ha puesto en contra. Gracias a Dios, se dio esta lluvia; va a salvar mucho, muchísimo del trigo que ya venía complicado, justo en el momento en que tiene que llenar el grano. Por lo menos, respiro para más adelante. Y bueno, se cortó la racha de seca que venía”, agregó.
Una situación similar se vive en la localidad de Hughes, en el sur santafesino, donde ya los campos comenzaron a mostrar signos de recuperación. Fue una de las zonas mas beneficiadas: ya cayeron más de 100 milímetros en las últimas 24 horas.
El ingeniero agrónomo Alberto Marchionni explicó que los suelos de la región, con una capacidad de retención de agua de hasta 340 milímetros a dos metros de profundidad, estaban gravemente afectados por la sequía. “Antes de las lluvias, solo teníamos retenidos entre 150 y 180 milímetros. Era como tener el tanque de nafta a la mitad; en Arrecifes ya había que llenarlo, pero ahora nos aproximamos más a los kilómetros de distancia”, comparó Marchionni.
El agrónomo detalló que, además de la pérdida de retención de agua en el suelo, las napas descendieron entre 3 y 4 metros, un proceso que llevará años recuperar. En cuanto a los cultivos, señaló: “Los trigos han perdido un 20% de producción. Sin embargo, se pueden recuperar parcialmente si hay más granos por espiguilla y mayor peso de grano, siempre que en noviembre no se presenten temperaturas extremas que afecten el llenado”.
En cuanto a la soja, Marchionni explicó que es necesario evaluar el estado de los lotes sembrados durante la última semana. “Con la mala calidad de la semilla que intuyo, y con los 100 milímetros de lluvia registrados hasta ahora, es probable que deban resembrar”, advirtió.
Respecto al maíz, indicó que el cultivo aún presenta pocas hojas, pero destacó la importancia de que las lluvias recarguen el perfil del suelo para los próximos meses. “La producción de maíz dependerá de las precipitaciones que ocurran 15 días antes y 15 días después de la floración, junto con temperaturas medias adecuadas para ese estadio fenológico”, concluyó.
Desde Carlos Tejedor, en la provincia de Buenos Aires, Dante Garciandía, comerciante y productor agropecuario, dijo que allí llovió 39 mm. “Hay lugares del distrito con 80 mm. Nos salvó la campaña”, dijo. Agregó: “El campo tiene muy pocas cosas por las que festejar, esto es una”.