Javier Milei pega arriba y abajo. Por un lado, su discurso es todo lo que los empresarios quieren escuchar, por el otro, concentra la bronca de años de frustraciones en sectores populares.

Con esas dos cartas juega Milei. En Mar del Plata fue otra muestra de lo que significa el Presidente para los hombres y mujeres de negocios.

Con un discurso dónde enumeró lo que para él fueron los logros de su gestión (que todavía no cumplió un año), como la baja de la inflación, la eliminación de los piquetes, el traspaso de la deuda del Banco Central (BCRA) al Tesoro, la caída de déficit y la apreciación del tipo de cambio, volvió a generar aplausos espontáneos entre los asistentes al Coloquio de IDEA.

Pero eso no fue todo, como si fuese un rockstar, terminó su presentación y bajó del escenario ¿A qué? A sacarse selfies con el público, un público compuesto en su mayoría por empresarios y empresarias. Los políticos presentes, saludaron con entusiasmo pero no hubo fotos, aunque ganas no faltaron. Es decir, el Coloquio de IDEA no era un acto de campaña de La Libertad Avanza, tampoco el Hotel Sheraton, era el Movistar Arena colmado de fanáticos, pero todo se parecía.

Lo que genera Milei no es nuevo, está claro. Su figura trasciende las fronteras y a ningún argentino le tiene que sorprender que le pregunten por Milei en cualquier lugar del mundo. Tampoco sorprende su discurso que varía de lo estrictamente técnico, pero fácil de entender, a las críticas despiadadas a los opositores que elige como blanco.

La única voz disidente y pública en Mar del Plata se escuchó antes del discurso del Presidente. Fue la de Carolina Castro, la dirigente industrial que supo ser candidata a diputada. Castro, lejos de encuadrarse en el discurso libertario, fue directo al corazón de LLA: “Quiero advertir el riesgo de un Estado ausente”, dijo la empresaria pyme durante su panel.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.