Por estos días, Roberto García Moritán no tiene paz, anda disperso y se siente asediado por la prensa. Lo cierto es que el ex marido de Pampita ya no puede ir a dejar su ropa sucia al lavadero sin encontrarse con un cronista. El anonimato ya no es una opción para Moritán y su “karma con las bolsas negras de consorcio” se confirma.
Esto le pasó en las últimas horas, cuando el ex funcionario del Gobierno de la Ciudad fue interceptado por un notero de Intrusos, que lo descubrió saliendo del edificio donde vive, con una valija y una bolsa negra enorme, explotada de prendas para lavar y… mala cara.
“Muy desubicado… ¿puedo ir al laverap tranquilo?“, estalló Moritán al divisar a Alfonso Oliva, cronista del programa de América, que terminó remando una nota de unos cuantos minutos en los que intentó sacarle unas declaraciones al hombre, siempre esquivo aunque enigmático cuando le mencionaron su presente amoroso.
“No tengo nada que decir”, dijo el papá de la hija de Pampita, en tanto que le preguntaba a una vecina por un lavadero. “Lafinur y Seguí”, indicó la mujer, y el cronista empezó a guiarlo por su nuevo barrio. “Cumplieron con el servicio informativo”, reconoció Moritán, mientras se negaba a hablar de su ex, su renuncia o el cumple de Beltrán Vicuña, donde se lo vio.
LA QUEJA DE ROBERTO GARCÍA MORITÁN CONTRA LA PRENSA
“La prensa me acosa y ejerce violencia”, se quejó en un momento Moritán y agregó, terminante: “Caro es la madre de mi hija y no tengo nada que decir”. Finalmente, luego de minutos de incomodidad, Moritán encontró un lavadero y se desligó del notero a quien sólo le sonrió una vez, pícaro, cuando le consultó si “estaba acompañado”. “Ojalá”, le dijo.
De vuelta en el estudio de Intrusos, Marcela Tauro no pudo evitar comentar: “¡Rejuveneció!”. “Está ´benjaminizado´”, agregaron en la mesa, sobre el nuevo aspecto de Moritán a quien el cronista dijo haber visto “sorprendido” a lo largo del trayecto.