Ante la mayor competencia del exterior con la apertura -por ahora gradual, sin dólares- de importaciones y el desafío de pelear por los mercados externos, la industria enfatizó que representa el 20% del PBI y es uno de los principales empleadores. En ese marco, puso el foco sobre cuáles son los factores que explican el “costo argentino” y dónde se pueden mejorar.

“Hoy la industria, que es formal, compite con la informalidad”, enfatizó el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, en la presentación del informe sobre costos argentinos. Eso hace que la presión tributaria, que en general es del 29% del PBI, para la industria represente el 52% según detalló el trabajo de la central fabril.

“La distorsión fiscal, donde hay una promesa (del Gobierno de Javier Milei) de reducción, afecta a la competitividad”, indicó Funes de Rioja. “Exportar sobrecostos afecta la competencia. Con productos con 50% de impuesto, también afecta el nivel de consumo”, agregó sobre el efecto local. 

Y ante la apertura de las importaciones, indicó que “hay que comparar cosas iguales. Si lo que entra viene con menores tributos, es más difícil competir”, remarcó el abogado, un argumento que la industria esgrimió cuando se trataba el Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI).

El trabajo a cargo del Centro de Estudios de la UIA (CEU) que dirige Pablo Dragún, establece seis dimensiones para mejorar la competitividad. La principal es la estabilidad macroeconómica, pero también suman el financiamiento, la carga tributaria, la producción, logística e infraestructura, e innovación.

Los 6 puntos para competir con el exterior

Sobre la inestabilidad macroeconómica, el informe marca que la volatilidad de la economía dificulta la planificación a largo plazo y desincentiva los proyectos de inversión. “Entre los años 2010 y 2023, Argentina registró una inflación anual promedio de 51% (más de 10 veces por encima del promedio de la región) y estuvo la mitad de los años en recesión (tres veces más que el promedio mundial)”, enfatiza el análisis de la UIA.

El segundo punto es la falta de financiamiento. “El acceso al crédito bancario es prácticamente nulo. Representa solo el 6% del PBI, en comparación al 60% del resto de la región y al 80% de los países avanzados en el mundo. El acceso al endeudamiento en el mercado internacional es limitado o con cupones superiores al promedio, por el elevado riesgo país”, en baja en las últimas semanas. 

En el caso de la presión tributaria, si bien Argentina tiene una presión menor a la de países europeos, por ejemplo, cuando se mira la presión general -de 29%- ésta sube cuando se tiene en cuenta la informalidad. “La presión que afecta al sector formal de la economía pasa del 29% al 52% en términos del PBI”, enfatiza la UIA que tomó como base para las comparaciones el ránking de competitividad del International Institute for Management Development (IMD), Argentina ocupa el puesto 66 de 67 países.

 El costo de la energía es el cuarto punto. En el caso de la eléctrica, en Argentina es más del doble que en Estados Unidos (medido como u$s/MWh). En el caso del costo del diesel (medido como u$s/litro) se encuentra por encima de la mayoría de los países de América Latina. 

“Si vaca muerta se desarrolla y se hace energía con gas natural y mix de renovables, Argentina debería ir a 50/60 dólares de costo de energía, faltan años para llegar”, indicó el director ejecutivo de la UIA, Diego Coatz sobre el punto que puede ser clave para “competir con el mundo”.

El costo logístico es un 43% superior al del promedio de América Latina. Pese a ser el octavo país más grande del mundo, la cobertura ferroviaria es muy escasa y el el 91% de la carga se transporta en camión. El costo de operar un contenedor de 40 pies es hasta tres veces más caro para las exportaciones y hasta 13 veces más caro para las importaciones, en comparación a otros puertos de la región. 

Sólo un 4% del transporte es ferroviario. Hoy la posición del Gobierno de Javier Milei frente a la obra pública pone en duda cuán rápido se podrán resolver estos puntos. Caen los fondos para obra pública sino también para el mantenimiento de las rutas, un punto que preocupa a los industriales. La expectativa está en que se convoque al Consejo Público-Privado de infraestructura para avanzar con estos temas.

“Chile que es un modelo muy privado también tiene obra pública. Tiene que mejorar la inversión privada pero hay países que cada vez invierten más en obra pública, como el caso de China”, agregó Coatz.

Por otra parte, la desregulación burocrática puede bajar costos. Según otro análisis, la presión puede bajar 1,5 puntos con una simplificación de las liquidaciones. Con el plan desregulador del Gobierno hubo algunas mejoras pero falta camino por recorrer, reconocieron. Entre los factores adicionales que suman a la falta de competitividad, citan a las tasas y los saldos retenidos, la imposibilidad de acreditarlos a otros pagos y medidas judiciales, entre otros puntos. 

“La productividad media adentro de la fábrica es mejor que la de Brasil y México”, destacó el director ejecutivo de la UIA, quien enfatizó que la industria representa el 20% del PBI y el 22% de la masa salarial, con demanda de trabajadores calificados, semi calificados y técnicos. Con la recesión de este año, donde a la industria le cuesta levantar cabeza, la participación puede pasar al 17 o 18% del PBI.

Falta de dólares y crecimiento

Para que la industria se recupere, se necesitan dólares. La falta de divisas hoy contiene a las importaciones de bienes de consumo pero también le puede jugar en contra al otro 80% de las compras al exterior, que son las que se necesitan para producir. 

En el corto plazo, las prioridades para crecer están enfocadas en conseguir que se trate la ley pyme y avanzar con medidas como la devolución acelerada de IVA. A eso le suman conformar una matriz público privada para definir infraestructura, energía y que crédito que sea motor de consumo y baja de costo de capital, mientras que en temas de costos laborales hay mejoras pero faltan medidas. 

Sobre el riesgo por importaciones, Coatz consideró que “todavía no hay un proceso de apertura generalizado” y reconoció que en el Gobierno “siempre hablaron de secuencialidad”. 

“No los vamos a dejar tirados”, dijo Milei cuando visitó la UIA hace poco más de un mes. El Gobierno bajó aranceles, eliminó licencias no automáticas y automáticas y favoreció la apertura para bajar precios de insumos y seguir con la baja de la inflación. Ese escenario afecta más a algunos sectores sensibles aunque también esos admiten que sin dólares, las importaciones se mantienen a raya. 

“Afecta a pocas posiciones. Confiamos en que el gobierno va a usar un antidumping más ágil y no hay una reducción generalizada de aranceles”, agregó el economista, aunque remarcó que en los países centrales, cuando detectan problemas pueden poner aranceles puntuales de hasta el 100%, como en Europa o Estados Unidos. 

“Hay grandes oportunidades”, aseguró Funes de Rioja. “La pregunta es si las vamos a aprovechar o no. Hay factores que no se resuelven de la ley a la mañana”, indicó y enfatizó que una buena señal sería avanzar con la ley pyme, que el Gobierno prometió que iba a enviar al Congreso este año pero todavía no se presentó. 

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