La búsqueda de terapias alternativas a los antibióticos para tratar bacterias que han desarrollado resistencia y han vuelto ineficaces las tradicionales ha llevado a un grupo de científicos de la Universidad de Northwestern a estudiar los microorganismos que habitan en los baños, específicamente en los cabezales de las duchas y los cepillos de dientes.
La investigación, realizada por un grupo de microbiólogos de la prestigiosa universidad con sede en Illinois, se publicó en la revista Frontiers el 9 de octubre. Aunque se trata de un ensayo preliminar, ha concluido que tanto los cabezales de ducha como los cepillos de dientes albergan una multiplicidad de microorganismos nunca antes vistos ni estudiados.
En el estudio, los investigadores plantean que este nuevo tipo de microorganismo denominados fagos poseen potenciales aplicaciones beneficiosas para la salud de las personas, ya que atacan a las bacterias infectándolas y multiplicándose dentro de ellas.
“La cantidad de virus que encontramos es absolutamente salvaje. Muchos virus de los que sabemos muy poco y muchos otros que nunca habíamos visto. Es increíble la cantidad de biodiversidad sin explotar que nos rodea “, explicó Erica M. Hartmann, a cargo del equipo de investigadores en un comunicado.
Específicamente, en las muestras recolectadas los científicos pudieron encontrar más de 600 virus diferentes, cuya secuenciación de ADN concluyó que no existía registro previo.
Los científicos explicaron que las muestras de los cabezales de ducha y los cepillos de dientes no tenían poblaciones superpuestas; cada una era distinta y mostraba una variabilidad interna sorprendente. “Cada cabezal de ducha y cada cepillo de dientes es como una pequeña isla. Esto resalta la increíble diversidad de virus que existen”, enfatizó la experta.
Qué hay en los cepillos de dientes que puede salvar vidas
Dentro de esa vasta diversidad, el equipo encontró que los micobacteriófagos eran los microorganismos más comunes. Estos virus infectan a las micobacterias, que causan enfermedades como la lepra, la tuberculosis y las infecciones pulmonares crónicas. Por ello, los científicos sugieren que futuras investigaciones deberían explorar su uso para tratar estas y otras infecciones.
“Podríamos imaginar tomar estos micobacteriófagos y usarlos como una forma de limpiar los patógenos de su sistema de plomería. Queremos observar todas las funciones que podrían tener estos virus y averiguar cómo podemos usarlos”, planteó Hartman en torno a los pasos a seguir luego de esta investigación.
Nuevas terapias para enfermedades crónicas
Para los expertos, las implicaciones más destacadas en el corto plazo de su descubrimiento se encuentran en 2 campos. Por un lado, permite avanzar en la comprensión por parte de la microbiología de los biomas domésticos y, específicamente, de los microorganismos presentes en objetos de uso cotidiano, detectando su interacción con la salud de las personas.
Asimismo, la identificación de los mico bacteriófagos abre la puerta para avanzar en la búsqueda de nuevas terapias para el tratamiento del creciente número de bacterias que han desarrollado resistencia a las profilaxis tradicionales. Esta problemática desafía a la ciencia respecto al tratamiento de ciertas enfermedades crónicas y constituye una de las mayores amenazas para la salud pública mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo.