Todo es extraño. Un minipartido: un tiempo de 22 minutos, y otro, de 21. En el estadio Malvinas Argentinas, de Mendoza, un magnífico escenario vacío. Juegan Godoy Cruz y San Lorenzo, la continuidad de un encuentro recortado, en plena fecha FIFA, porque el original fue suspendido por serios incidentes de un grupo de hinchas locales.
Iban 1-1, un asterisco de la tercera fecha de la Liga Profesional. La mayoría de los intérpretes ya no están. Agustín Giay, el goleador de esa tarde del Ciclón, por ejemplo. O Adam Bareiro, el artillero que solía convertir tantos de todos los colores. Le sacaba agua a las piedras. Falló penales, también los hizo. Llegó a picarle uno a Boca, celebrado a rabiar.
Este sábado de pleno sol y primavera incipiente no pasaba nada: los dos conjuntos juegan muy mal. Los reflejan los equipos, los jugadores, las tácticas y la tabla. Hasta que…
El Perrito Barrios, uno de los ingresados (hubo cambios como si el partido durara 90 minutos), cayó en el área luego de un imperceptible toque de Santiago Martínez. Penal, según el enfoque de Jorge Baliño. El VAR, evidentemente, avaló la decisión. El moderno encargado es Iker Muniain, el vasco que quería disfrutar del folclore del fútbol argentino, pero el Ciclón acaba de comprar un número 9, Francisco Fydriszewski, el Polaco. Surgido en Newell’s, jugó en el ascenso, un fugaz paso por España, Chile, Ecuador. Patea y se acaba. San Lorenzo hace cuentas con entusiasmo: se trata de salir del pozo.
Lo necesita como el agua San Lorenzo, de capa caída en la tesorería y en las dos tablas. Con algunos problemas internos que aparecen y se esfuman. Y vuelven a aparecer. El goleador piensa en ganarse a los hinchas con la clase de los que saben. Cuando el apremio aprieta, tira magia. Pica el penal (como tantos otros a lo largo de la historia, aplaudidos, idolatrados), pero le pega mal, forzado, sin fuerza y el arquero Petroli vuelve sobre sus pies y captura el balón. Es el final.
Allí es cuando los jugadores de Godoy Cruz lo increpan (¿no se puede picar un penal?) y los futbolistas de San Lorenzo lo defienden y lo miran de reojo con actitud desafiante. Todo al mismo tiempo. Matías Reali, de anterior paso por Independiente Rivadavia, es el más exaltado. Y el Polaco, que hace un puñado de semanas que se viste de azulgrana, queda en el ojo de la tormenta. ¿Era necesario patearlo así? ¿Conoce verdaderamente el contexto de San Lorenzo?
El Ciclón está en el puesto 24 entre 28 equipos. La misma posición en la tabla anual, lejos de cualquier posibilidad copera próxima. Y Leandro Romagnoli, el ídolo y entrenadorestá otra vez señalado de reojo. Una señal de alerta de autoridad. Sobre todo, luego de escuchar sus palabras. “Si está pateando Muniain, ¿por qué no pateó otra vez?”, se pregunta, media hora después del espectáculo.
Lo rubrica. “Como digo siempre, jugué 20 años y suele haber un jugador designado. Venía pateando Legui (Iván Leguizamón), venía pateando Iker. A veces dentro del campo lo deciden los jugadores. Y decidieron que pateara el polaco. A veces, uno no está en la cabeza de los jugadores, a ver qué va a hacer o no. Si yo sabía que la iba a picar, me meto en la cancha y le digo que no la pique”, sostiene.
Pipi tomó el puesto de Rubén Insua (una extraña decisión del presidente Marcelo Moretti) y trató de adosarle protagonismo y libertad a un equipo que solía tener todo estudiado. No funciona, evidentemente. “Uno no sabe qué pasa por la cabeza del jugador, son decisiones. Hay decisiones buenas y malas. Podíamos habernos ido con los tres puntos, que los necesitamos un montón y al final nos vamos con un punto que tiene sabor a poco”, explica.
¡INCREÍBLE LO DE FYDRISZEWSKI! ¡EL JUGADOR DEL CICLÓN LA PINCHÓ EN LA ÚLTIMA DEL PARTIDO Y PETROLI SE LO ATAJÓ!
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— SportsCenter (@SC_ESPN) October 12, 2024
Y va más allá. “A veces hay que entender la situación en la que estamos y no siempre pasa. Hay que seguir trabajando y remarcando en el lugar en el que estamos. Es un club muy grande San Lorenzo y la situación en la que nos estamos jugando como para que se pueda entender dentro de un campo de juego. Estoy caliente por el final”, responde. Esa efervescencia es la misma que tienen todos. San Lorenzo no puede permitirse nuevos tubos de ensayo.