Y una tarde de sol, en el viejo horario del fútbol de los domingos, Independiente logró sacudirse la mufa. El 3-1 sobre Riestra lo devolvió a la victoria después de una larga y frustrante cadena de empates y actuaciones decepcionantes, y como premio extra, los tres puntos lo entreveraron en la pelea por un puesto en la Copa Sudamericana 2025.
“Nosotros nos dábamos cuenta que estábamos jugando mal porque la gente dejaba de venir a la cancha. Sentíamos la exigencia de jugar bien”, confesó alguna vez Ricardo Enrique Bochini. Eran otros tiempos, muy diferentes a los actuales, en los que los hinchas llenan los estadios con el único pedido de “ganar” sin que importe demasiado el juego ofrecido.
Después de otra semana convulsa luego de la eliminación ante Vélez por Copa Argentina, el muy pobre empate frente a Tigre y el riesgo de una nueva inhibición de FIFA por una deuda con el representante de Joaquín Laso (ausente por una fractura en la mano, pero autor de declaraciones que aumentaron el poco afecto que genera en los aficionados), la gente del Rojo repitió la costumbre de estos tiempos. Aprovechó la vía libre que otorgó la jueza que había limitado el aforo en las populares y completó la capacidad del Bochini.
El primer cántico que bajó de las tribunas fue una crítica a la Comisión Directiva; la segunda manifestación, a los diez minutos, algunos silbidos por un par de pases mal dados; el tercero, protestas contra los fallos del árbitro y sus colaboradores. Y sin embargo, contra todo pronóstico, una hora y media después la tarde de sol le brindaba a los hinchas la posibilidad de despedir a sus jugadores con aplausos, luego de una tarea con altibajos, pero sensiblemente mejor que en las últimas presentaciones. Y no sólo por el resultado final.
Julio Vaccari es poco proclive a modificar sus convicciones futbolísticas. Esta vez, de entrada, cambió de nombres. Mandó al banco a Lucas González y Santiago López para dar entrada a Federico Mancuello y Santiago López. Pero sobre todo, les dio libertad de movimientos a Felipe Loyola y Santiago Montiel, y por ahí estuvo la clave de la mejoría.
El volante chileno (ovacionado por la gente) es, con diferencia, el futbolista con más criterio y panorama que hoy por hoy puede exhibir Independiente. No es un 10, y posiblemente le quedaría grande el rol de conductor de equipo, pero dada la orfandad que existe en ese puesto en el plantel del Rojo, que el jugador trasandino pueda aparecer suelto por diferentes sectores de la cancha enciende chispazos de ilusión por lo que pueda surgir de su pie derecho. Por su parte, el ex Argentinos Juniors aporta la pimienta de su gambeta para agilizar una ofensiva que esconde en sus genes el pecado de la lentitud.
Riestra, es verdad, colaboró bastante. Su reconocida virtud de complicarle los partidos a los rivales merced a la garra en la marca de mitad de cancha hacia atrás hizo mutis por el foro en Avellaneda durante la mayor parte del encuentro. Dejó huecos en el medio el conjunto de Cristian Fabbiani, y por ahí se le fue escurriendo el control del partido. Incluso pese a haber encontrado el empate parcial en una jugada aislada apenas seis minutos después de haber quedado en desventaja.
A partir de las flaquezas del rival, y de la movilidad de Loyola y Montiel, Independiente fue descubriendo otras vías de llegada, diferente a las habituales, al área de enfrente. La primera a fondo acabó en gol. Apareció por izquierda el chileno, tiró el centro por abajo, dejó pasar Mancuello y Montiel definió de zurda. Iban 17 de la primera mitad, empezaba a entusiasmarse la gente, cuando a los 23 perdió Iván Marcone en la salida, presionó bien Guillermo Pereira sobre el despeje de Loyola y la picó con clase en el mano a mano con Rodrigo Rey.
¡GOLAZO DE INDEPENDIENTE! ⚽🔝
Santiago Montiel se hizo cargo del tiro libre y la clavó al ángulo para el 2-1 sobre Riestra#LPFxTNTSports pic.twitter.com/LRy25WjVfN
— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) October 6, 2024
Los partidos de fútbol, además de cuestiones técnicas y tácticas tienen momentos bisagra que deciden su rumbo. El empate hizo dudar al Rojo, pero cuatro minutos después dispuso de un tiro libre sobre el vértice izquierdo del área visitante. Montiel lo ejecutó con delicadeza y colgó la pelota del ángulo derecho de Ignacio Arce para permitirle al local recuperar la compostura y construir un cuarto de hora de circulación, toque y profundidad como hace tiempo no mostraba.
La historia se repitió en el segundo tiempo. Había salido decidido Riestra a lavar su mala imagen llevándose por delante al Rojo a puro centro y carga aérea, cuando a los 17, Montiel lo ubicó a Gabriel Ávalos, que se fue en velocidad de Nicolás Sansotre y cruzó el zurdazo abajo para cerrar el resultado, redondear una muy buena actuación personal y reconciliarse con la gente.
Compacto de Independiente 3 vs. Riestra 1
Volvió al triunfo Independiente. Lo suyo estuvo lejos de ser perfecto, pero las variantes de funcionamiento que asomaron durante algunos pasajes del partido le dan un nuevo aliento para hacerle pensar que el año no está del todo perdido. De la continuidad que pueda darle a su mejoría dependerá el futuro a corto plazo, pero al menos esta vez esos hinchas que llenan el estadio ajenos al nivel de juego se llevaron la recompensa que esperaban desde hace semanas.