Javier Milei lo hizo otra vez. El comunicado con el que confirmó el veto a la ley de financiamiento universitario insiste con las generalizaciones. Su objetivo al vetar la ley es “claro”: “Terminar con el modelo empobrecedor de los últimos 100 años”. Pero entonces, ¿es lo mismo el peronismo, en sus distintas gestiones, que su admirado Carlos Menem? ¿El proceso militar, con José Alfredo Martínez de Hoz, también era “populista y empobrecedor”? ¿Dónde ponemos a Mauricio Macri? Con Milei, está visto, nunca se sabe. Todo depende del momento en que el otro deja de suscribir sus ideas o actitudes para plantear disidencias, aunque sean parciales, para que el castigo de “las fuerzas del cielo” caiga sobre él.
“El lugar adecuado para discutir el financiamiento de las universidades es el debate del presupuesto nacional 2025″, dice el comunicado oficial. Se ve que el Gobierno no lo tenía previsto: el proyecto de ley enviado al Congreso propone un aumento de esas partidas claramente inferior en términos reales a las de este año y alrededor de la mitad de lo que reclaman los rectores.
Milei prefiere las frases apócrifas de Marco Aurelio a las reales: “Si alguien puede rebatirme y probarme que no entiendo o actúo rectamente, cambiaré de opinión agradecido”.