Los aeropuertos argentinos se han visto sumidos en un caos reiterado a medida que se intensifica el enfrentamiento entre el presidente libertario Javier Milei y los trabajadores de la aerolínea de bandera, Aerolíneas Argentinas.

En el primer gran enfrentamiento entre la reforma de libre mercado impulsada por Milei y los poderosos sindicatos argentinos, los paros amenazan los desplazamientos por todo el país, de un millón de kilómetros cuadrados de extensión, en vísperas del inicio de la temporada alta de vacaciones en diciembre.

Los sindicatos que representan a los empleados de la empresa estatal Aerolíneas Argentinas, que controla dos tercios del mercado nacional, exigen aumentos salariales para compensar la inflación de tres dígitos que sufre el país. En los últimos meses han llevado a cabo una serie de paros; afirman que el Gobierno se niega a dialogar.

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“Tenemos dos bandos extremos, completamente opuestos ideológicamente, luchando, y atrapados en el medio tenemos una empresa y miles de pasajeros”, dijo un ejecutivo de una aerolínea argentina. “Puede pasar cualquier cosa”.

Equipajes varados y colas de pasajeros frustrados llenaron el aeropuerto de la ciudad de Buenos Aires a mediados de septiembre, durante el mayor paro, que canceló todos los vuelos de Aerolíneas durante 24 horas. Afectó a 37.000 pasajeros y costó u$s2,5 millones, según la compañía.

“Es ridículo… Llevo un año esperando para ver el [glaciar] Perito Moreno y ahora creo que no voy a poder», se quejaba un turista español en TN. “Me queda una mala imagen de cómo maneja el país estas cosas”.

Milei, feroz opositor a los sindicatos, ha contraatacado con una respuesta dura. Su administración ha despedido a varios pilotos que participaron en paros y ha intentado declarar el transporte aéreo servicio esencial para prohibir las huelgas, aunque la Justicia lo impidió. El Gobierno también ha iniciado conversaciones con empresas privadas para ceder algunas rutas de Aerolíneas.

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El martes, Milei emitió un decreto declarando a la compañía “sujeta a privatización” para acelerar un esfuerzo por vender el grupo, que requerirá la aprobación del Congreso.

“Esta empresa le ha costado al Estado miles de millones de dólares, que salieron del bolsillo de todos los argentinos, incluidos muchos que nunca se han subido a un avión”, le dijo el secretario de Transporte, Franco Mogetta, al Financial Times. “Insistimos en que debe privatizarse”.

El choque es el conflicto laboral más disruptivo hasta la fecha para Milei, que ganó las elecciones del año pasado con la promesa de recortar el gasto público, desregular la economía y vender empresas públicas.

Los jefes sindicales de otros sectores del transporte están considerando la posibilidad de convocar un paro general el mes que viene, lo que podría paralizar gran parte del país. Según Juan Pablo Mazzieri, vocero de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), que representa a los más de 1000 pilotos de Aerolíneas, se avecinan nuevos trastornos en el transporte aéreo.

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“Escuchamos un apoyo unánime a la profundización del conflicto en una asamblea de 420 pilotos [a finales de septiembre]”, dijo. “Profundizar el conflicto significa más días de huelga, más horas de paro y otras formas de acción directa que anunciaremos en breve”.

Aerolíneas Argentinas es un foco ideológico para el peronismo, el poderoso movimiento de oposición de Argentina, cuyo fundador, el expresidente Juan Domingo Perón, fundó la empresa en 1950.

La compañía fue vendida en 1989 en medio de una ola de privatizaciones bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem, pero fue renacionalizada por Cristina Fernández de Kirchner en 2008, cuando atravesaba graves dificultades financieras.

Hoy es la mayor aerolínea estatal de América latina. Sólo Bolivia y Venezuela tienen compañías similares, según los analistas.

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Para reducir la dimensión de la aerolínea, Milei está desregulando el sector aéreo para atraer a más empresas privadas. La chilena LatAm, entonces segundo operador, anunció su salida de Argentina en 2020, alegando la dificultad de operar con una moneda argentina depreciada, los altos impuestos y una presencia sindical inusualmente fuerte, y competir con la subsidiada aerolínea de bandera.

El portavoz presidencial, Manuel Adorni, afirmó la semana pasada que Aerolíneas ha costado a los contribuyentes u$s8000 millones desde 2008 gracias a una abultada nómina, que según dijo incluye casi 15 pilotos por cada uno de sus 81 aviones, que reciben beneficios como pasajes de avión con grandes descuentos para sus familias.

Continuar subvencionando a la compañía socavaría los esfuerzos para eliminar el déficit fiscal crónico de Argentina, la columna vertebral del plan de Milei para reducir la inflación, añadió Adorni.

Ricardo Delpiano, editor del sitio web de análisis de la industria aérea con sede en Chile elaereo.com, dijo que Aerolíneas había “reducido fuertemente su déficit” en los últimos años a u$s246 millones en 2022 a través de mejoras en la eficiencia y mejoras en su servicio.

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En 2023, la compañía no recibió dinero del Tesoro. Pero personas familiarizadas con las finanzas de la empresa dijeron que eso se debió en gran parte a su capacidad para cobrar por los vuelos en el extranjero al tipo de cambio oficial artificialmente inflado, mientras que convierte los ingresos al tipo de cambio paralelo más bajo. La empresa también emitió u$s100 millones en deuda el año pasado a través de un fideicomiso.

Los críticos de la propuesta de privatización argumentan que Aerolíneas debería considerarse un servicio público, más que una empresa, porque es la única aerolínea que presta servicio a unas 20 ciudades pequeñas que no son rentables para los grupos privados, mejorando la conectividad en todo el vasto país.

“Esa conectividad estimula [miles de millones de dólares] de turismo, comercio, desarrollo”, dijo Diego Giuliano, diputado peronista por Santa Fe. “Los que piensan que esto es una buena idea tienen una visión porteño-céntrica de Argentina”.

Delpiano dijo que sería “difícil” encontrar un comprador para Aerolíneas “dadas las numerosas rutas no rentables de la compañía, y su alto grado de conflictividad laboral”.

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Pero los aliados de Milei en el Congreso argumentaron que los paros de los sindicatos habían reforzado los argumentos a favor de la privatización.

No está claro si el Gobierno cuenta con apoyo suficiente para aprobar un proyecto de ley de privatización, dos de los cuales se han presentado al Congreso. Sus negociadores eliminaron a principios de año un artículo que designaba a Aerolíneas Argentinas como “sujeta a privatización” de un proyecto de reforma económica más amplio debido a la oposición de los legisladores.

Una encuesta realizada en mayo por la encuestadora Trespuntozero reveló que el 49,2% de los argentinos apoyaba la privatización de la aerolínea, mientras que el 46,9% se oponía. El sentimiento pro-privatización ha bajado unos puntos porcentuales desde 2023, pero sigue siendo mucho mayor que en 2015, cuando el 24,4% de los encuestados quería que la aerolínea dejara de estar en manos del Estado.

Los dirigentes sindicales acusaron al Gobierno de estimular deliberadamente las protestas para dañar la reputación de los trabajadores y conseguir apoyo político para la privatización.

Rodrigo Borrás, portavoz de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), dijo que el Gobierno se había negado a “negociar en serio”, y que los salarios no se habían incrementado desde antes de que Milei asumiera el cargo en diciembre, a pesar de la inflación acumulada del 95% este año.

“Las ofertas que hicieron han sido casi provocadoras: un aumento de 1%”, dijo Borrás. “Es la forma perfecta para desencadenar un conflicto”.

El secretario de Transporte negó que las ofertas hubieran sido tan bajas, alegando que estaban en línea con las subas salariales ofrecidas a otros empleados públicos que han aceptado los acuerdos salariales.

“El problema es que estos sindicatos están acostumbrados a décadas de privilegios excesivos que hemos estado pagando todos los argentinos”, dijo Mogetta. “Esos privilegios terminaron el día que el 56% de los argentinos eligió a Javier Milei como Presidente”.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.