A. G. es juez de Faltas en la ciudad de Buenos Aires. El 14 de junio pasado, cuando estaba en la zona del Parque Lezama, en San Telmo, un motochorro le robó el teléfono celular, un iPhone 14. El móvil estaba desbloqueado porque, en el momento del arrebato, estaba en uso. Entonces, el ladrón obtuvo información sensible del block de notas: los usuarios y contraseñas de las cuentas bancarias. Un mes y tres días después, la víctima iba a advertir que la caja de ahorro en dólares estaba vacía. El dinero, US$ 11.900, fue retirado por ventanilla de un banco después de presentar un documento apócrifo.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales. La semana pasada, después de un mes y una semana de investigación, detectives de la División Fraudes Bancarios de la Policía de la Ciudad detuvieron a las dos personas que se presentaron en un banco del barrio de Mataderos, donde la víctima es cliente y retiraron los dólares de la cuenta.
La investigación, en la que interviene el juez en lo criminal y correccional porteño Marcos Fernández, comenzó el 18 de agosto pasado, un día después de que la víctima hiciera la denuncia al advertir de que no tenía más dólares en la cuenta. Fue en ese momento que pensó que el robo del teléfono celular podía tener relación con la desaparición del dinero.
Tras analizar las filmaciones de las cámaras de seguridad del banco del día en que los delincuentes retiraron el dinero de la víctima, los detectives de la División Fraudes Bancarios, dependiente del Departamento Delitos Económicos de la fuerza de seguridad porteña, obtuvieron imágenes del ladrón que se hizo pasar por la víctima. Fue a la sucursal bancaria acompañado de un cómplice. Ambos quedaron grabados mientras esperaban ser atendidos por el cajero.
“Cuando le robaron el móvil, A. G. no hizo la denuncia. No advirtió que los delincuentes podían obtener información de sus cuentas bancarias. Pero al tener acceso al home banking, los ladrones descubrieron que la víctima tenía una cuenta con 11.900 dólares y buscaron la forma de retirar el dinero del banco”, explicó un detective que participó de la investigación.
Entonces, los delincuentes falsificaron un DNI con los datos de la víctima, pero con una fotografía de la persona que iba a presentarse a retirar por ventanilla el dinero, los 11.900 dólares.
Para avanzar en la investigación, después de obtener las imágenes de la persona que se hizo pasar por el cliente y las de su cómplice, los detectives policiales analizaron distintas filmaciones de las cámaras públicas, instaladas en la zona del banco, y pudieron reconstruir la llegada y la salida de los dos delincuentes.
“Llegaron y se fueron del banco caminando. Se pudo reconstruir todo el trayecto que hicieron los sospechosos hasta el domicilio de uno de ellos. Cuando se tuvo identificado a los delincuentes, se solicitaron los allanamientos y el juez Fernández ordenó los operativos para detener a los dos ladrones”, sostuvo una fuente del caso.
Los dos ladrones vivían en Mataderos. La casa de uno estaba a 400 metros del domicilio del otro. “En uno de los inmuebles allanados, dentro de un morral, se encontró un DNI que no pertenecía a ninguno de los dos imputados. Uno de los sospechosos intentó justificarse diciendo que era de un vecino, pero el magistrado ordenó su secuestro ante la posibilidad de que podría ser de otra víctima”, explicó un detective del caso.
Fuentes del caso explicaron que la víctima recuperó el dinero, que le fue entregado por las autoridades bancarias por no haber cumplido con todas las medidas de seguridad correspondientes.