Una nueva encuesta sugiere que la popularidad del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, cobró impulso tras los avances militares de su país contra Hezbollah.
Durante los últimos días se ha compartido ampliamente la imagen del momento en el que Netanyahu ordenó, desde Nueva York, el mayor ataque contra Hezbollah: el asesinato de Hassan Nasrallah, que fuera jefe del grupo armado libanés.
Una encuesta del Canal 12 de Israel, que fue divulgada el domingo por la noche, indica que el partido del primer ministro, Likud, ganaría más escaños que cualquier otro si se celebraran elecciones generales hoy en Israel.
Sin embargo, la consulta no reveló una victoria general para Netanyahu. Más bien sugirió que los partidos de oposición tendrían más parlamentarios, lo que les permitiría formar una coalición.
La última encuesta otorga al Likud hasta 25 escaños. En total, el sondeo indica que los partidos de la coalición obtendrían 49, mientras que los partidos de la oposición conquistarían 66.
Según la investigación del Canal 12, Netanyahu sigue siendo el candidato favorito a primer ministro con 38% de respaldo frente a su rival, el líder de la oposición centrista, Yair Lapid, quien cuenta con 27% de apoyo.
Alianza con la oposición
Afortunadamente para Netanyahu, su antiguo rival político, Gideon Saar, se unió a su dividido gobierno de coalición el domingo, un paso que debería fortalecer al primer ministro. “Trabajaremos juntos, hombro con hombro, y tengo la intención de buscar su ayuda en los foros que influyen en la conducción de la guerra”, dijo Netanyahu.
Saar desempeñará el cargo de ministro sin cartera y ocupará un puesto en el Gabinete de Seguridad, el organismo que supervisa la gestión de la guerra contra los enemigos regionales de Israel. La alianza con este partido de cuatro escaños ofrece a Netanyahu una mayoría mucho más sólida de 68 de los 120 curules en el Parlamento.
En las últimas semanas circularon rumores de que el actual ministro de Defensa, el popular y experimentado exgeneral Yoav Gallant, sería reemplazado por Saar, quien tiene menos experiencia. Sin embargo, esa posibilidad quedó descartada cuando Israel inició una serie de grandes ataques contra Hezbollah.
Críticas al pacto
Para Netanyahu, la nueva composición del gobierno debilita el poder del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. El ultraderechista ha amenazado repetidamente con destruir la coalición si Netanyahu sigue adelante con un acuerdo “imprudente” para poner fin a la guerra en Gaza y traer a los rehenes a casa, o si pacta un alto el fuego permanente con Hezbollah.
Pero ahora, la coalición podría sobrevivir sin los seis escaños que aporta el partido Poder Judío de Ben Gvir, lo que daría a Netanyahu más margen de maniobra.
Alguna vez visto como una estrella en ascenso del Likud, Saar abandonó el partido y se convirtió en uno de los críticos más acérrimos del primer ministro, al argumentar que Netanyahu no debería continuar en el cargo debido a las acusaciones de corrupción.
Sin embargo, esta vez Saar justificó su decisión de unirse al gobierno como un acto de patriotismo que fomenta la unidad. A pesar de ello, ha sido duramente criticado por algunos comentaristas israelíes, que describen su decisión como un acto cínico que responde a sus propios intereses.
“La decisión de Saar de unirse al gobierno es sin duda un golpe doloroso para un gran número de israelíes que piensan que Netanyahu debe irse, no sólo porque está siendo juzgado por cargos criminales, sino porque ha sido el más corrupto, hedonista y el primer ministro más mentiroso que Israel ha tenido jamás”, opinó la columnista Sima Kadmon.
Kadmon advirtió que la decisión de Saar “estabilizará e impulsará al peor gobierno que jamás haya existido en Israel, hasta el punto de que la fecha original de las próximas elecciones, octubre de 2026, parece ahora una fecha realista”.
El reclutamiento militar
Ciertamente, los escaños adicionales también podrían ayudar a resolver otro desafío que enfrenta el gobierno.
En este momento delicado de guerra, cuando el ejército tiene una necesidad apremiante de ampliar sus filas, hay opiniones divididas frente a la aprobación de una nueva ley de reclutamiento militar.
La Corte Suprema de Israel dictaminó en junio que el Estado debe comenzar a reclutar estudiantes de seminarios judíos ultraortodoxos, quienes históricamente han estado exentos de sumarse al ejército.
Sin embargo, dos partidos ultraortodoxos de los que depende la coalición se oponen vehementemente a esa medida.
En una decisión que profundizó su ruptura personal con el primer ministro, Yoav Gallant aprobó en julio un plan para comenzar a enviar avisos de reclutamiento a 1000 jóvenes de entre 18 y 26 años de la comunidad ultraortodoxa.
Caída previa en las encuestas
Netanyahu, un hábil estratega político y el líder que más tiempo ha estado en el poder en Israel, vio una gran caída en el apoyo a su partido en las encuestas a finales del año pasado.
Su imagen personal como “Mr. Security” (Señor Seguridad) quedó gravemente dañada después de los ataques del 7 de octubre de 2023, el día más mortífero en la historia de Israel, cuando Hamás capturó a 251 rehenes y causó la muerte de unas 1200 personas.
De esta forma, Hamás sorprendió a uno de los mejores servicios de inteligencia del mundo y el ejército con mejores recursos de la región tardó horas en responder.
Sin embargo, en agosto, las encuestas de opinión sugerían que Netanyahu había comenzado a recuperarse, a pesar de que la invasión de Gaza se convirtió en la guerra más larga de la historia de Israel sin señales de que se estuvieran cumpliendo sus objetivos: la destrucción de Hamás y la liberación de los rehenes.
Gran parte de la política israelí depende de lo que suceda ahora, cuando la guerra en múltiples frentes llegue a un momento crítico.
Mientras Israel iniciaba la madrugada del martes una invasión terrestre del sur del Líbano, decenas de miles de ciudadanos israelíes en el norte del país todavía no saben cuándo regresarán a sus hogares, un objetivo oficial para Israel.
Frente a los ataques de Irán, el principal aliado de Hezbollah, las consecuencias son impredecibles.
Israel parece cada vez más aislado en el escenario mundial.
Los tribunales internacionales estudian la posibilidad de juzgar a Israel por genocidio y emitieron órdenes de arresto contra Netanyahu y su ministro de Defensa por acusaciones de crímenes contra la humanidad. La prueba definitiva de la resiliencia de Netanyahu podría estar aún por llegar.