“Si querés dar la vuelta, no te quedes con ganas, hay una calesita en el Parque Lezama”, reza una canción de cancha, entonada por la hinchada en ocasión de un gran triunfo propio que, al mismo tiempo, expone las frustraciones del equipo rival. Caía el sol de una tarde primaveral de sábado, mientras la liturgia del bombo, el redoblante, las banderas y los cánticos de miles de militantes convencidos empezaban a conformar el paisaje y el ambiente que le daría paso al espectáculo central.

Luego de semanas políticas con contratiempos para la narrativa oficialista, Javier Milei salió al reencuentro de su personaje originario, en el escenario que lo vio iniciar su carrera política en 2021. Otrora teloneros, como Carlos Maslatón, ya no están. Todos ellos fueron reemplazados por una sola figura: Karina Milei, la futura presidente del aparato nacional de La Libertad Avanza (LLA).

La institucionalización de La Libertad Avanza

Javier Milei y Karina Milei

Con el acto en Parque Lezama para celebrar la oficialización de su partido como fuerza nacional, los hermanos Milei dieron un paso fundamental, tanto en lo simbólico como en lo político, hacia la consolidación de su proyecto de poder. Con el aval definitivo de la Justicia Electoral al caer, estarán prontamente en condiciones de competir en todo el territorio nacional, con un vehículo propio de cara a las elecciones legislativas del año próximo. Ya con su esquema partidario en funcionamiento, el círculo de poder más concentrado de LLA tendrá la potestad de ejercer una influencia directa sobre el posicionamiento de candidatos, el armado de las listas y las estrategias de competencia distrito por distrito.

Así como aquel acto en 2021 marcó el inicio de la carrera política del ahora Presidente de la Nación en la disputa por un cargo público electivo, en esta oportunidad, este evento significó una bisagra en la aspiración de la construcción de un polo de poder duradero, con eje en Javier y Karina Milei. En la puesta en escena del último sábado, desde lo simbólico, los hermanos Milei recurrieron a los elementos que los definen y representan, casi desde sus primeros pasos en la arena política.

De esta manera, el lugar, la música, la vestimenta de los oradores, los cánticos, hasta la enumeración precisa de adversarios y enemigos, todo eso se complementó para forjar una identidad colectiva que da paso al “nosotros”, en contraposición con los “otros”. En este último grupo, señalado por servir de combustible para la reafirmación de la pertenencia al bando propio, aparecieron los ya conocidos integrantes de la “casta”, los “micrófonos ensobrados” y los “traidores” a la causa. A todos ellos se sumaron como antagonistas los encuestadores, en el contexto de la publicación de una serie de sondeos de opinión pública que acuerdan en exhibir un desgaste de la imagen del Presidente y de las expectativas sobre el Gobierno.

En la búsqueda de construcción de una identificación partidaria, es posible encontrarse con la mezcla de elementos de integración positivos, es decir, de apalancamientos en base a las virtudes propias, como así también con elementos de integración negativos, es decir, desde el señalamiento a los defectos y fracasos de los otros. Para el fenómeno libertario, si la defensa de la libertad económica frente a un modelo estadocéntrico es un ejemplo de lo primero, la destrucción de una casta corrupta es una señal de lo segundo. En cualquier caso, el arco narrativo de LLA expone una lucha por la consolidación de una identidad, ese cemento que permite que ciudadanos diferentes en muchos aspectos encuentren un común denominador que los hace sentir parte de un tejido social y cultural común y para el que están dispuestos a militar, trabajar, sacrificarse y luchar.

Más allá de lo simbólico y lo identitario, los hermanos Milei también se encargaron de enviar múltiples mensajes de alto voltaje político en la noche del sábado. En la confirmación de que están embarcados en el delineamiento de un proyecto de poder propio, sus próximos pasos se sucederán en pos de la acumulación de legisladores leales, tanto a nivel nacional como provincial. Todas estas estrategias son seguidas de cerca por los gobernadores de todo el país, en algunos casos dispuestos a compartir listas con los libertarios y, en otros casos, ya preparados para salir a competir con sus candidatos, apalancados en los recursos de los aparatos estatales provinciales y en la reputación de sus propias gestiones.

Entre los posibles receptores de los enunciados vertidos, aparece un espacio político en particular: el PRO. Entre la incógnita irresuelta de cómo transitar su presente y su futuro, en relación al acercamiento a los libertarios, las definiciones electorales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2025 perfilarán gran parte del destino del partido que lidera Mauricio Macri. Esto lo sabe el expresidente, pero también su primo, Jorge Macri, y, en especial, los hermanos Milei, que deliberadamente desplegaron el lanzamiento de su partido en territorio “amarillo”.

Con estas alarmas, ¿cómo se reacomoda el jefe de Gobierno porteño, que pretende mantener un vínculo funcional con el gobierno nacional para asegurar el flujo de recursos que dispuso el fallo de la Corte Suprema? Por su parte, aun cuando lo haya desestimado en declaraciones recientes, Patricia Bullrich podría ser la primera candidata a senadora por CABA el año próximo, representando a LLA. En ese caso, ¿cuánto estará dispuesto a acelerar Mauricio Macri para asegurar la supervivencia de su partido? ¿La UCR y el peronismo aportarán a la fragmentación o avanzarán para patear el tablero?

En el oficialismo, la construcción del aparato partidario se cruza con la necesidad impostergable de un gobierno efectivo y eficiente. Con una sociedad atascada en un deterioro secular de su calidad de vida, serán la satisfacción de las demandas simbólicas de la población, pero también el éxito en la atención de las demandas materiales las que terminen por definir la suerte de este nuevo proyecto de poder.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.