El Gobierno hizo llegar una queja formal a México por no invitar al Rey Felipe VI a la toma de posesión de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, el mismo martes antes de hacer público su comunicado anunciando la decisión de no enviar representación al evento por esta “exclusión inaceptable”.
Según ha adelantado este viernes ‘El País’ y han confirmado posteriormente fuentes diplomáticas a Europa Press, el embajador mexicano en Madrid, Quirino Ordaz, fue convocado al Ministerio de Asuntos Exteriores para hacerle llegar una queja formal por esta cuestión.
Asimismo, el embajador de España en México, Juan Duarte, acudió personalmente a la Cancillería mexicana para hacer entrega de una nota verbal, como se denomina en la jerga diplomática al documento por el que un país comunica a otro su postura respecto a alguna cuestión.
En dicha nota verbal el Gobierno hacía hincapié en que como jefe de Estado, el Rey es quien “asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales” y recordaba que este había asistido a todas las tomas de posesión de mandatarios mexicanos, incluido el actual, André Manuel López Obrador.
En este sentido, tras defender la necesidad de que España estuviera representada al más alto nivel para la ocasión dadas las profundas relaciones entre los dos países y una vez “agotados todos los cauces para transmitir respetuosamente” que debía ser el Rey quien estuviera el 1 de octubre, el Gobierno notificaba que “no habrá ninguna representación” por parte española.
Un día antes se había producido una conversación telefónica entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Sheinbaum, de la que Moncloa no había informado y que solo se conoció porque la presidenta electa desveló su existencia el miércoles. Preguntado por la misma, el jefe del Ejecutivo eludió entrar en detalles por “discreción”.
Esa llamada había sido el último intento, tras otros previos por vía diplomática, para tratar de hacer cambiar de opinión al Gobierno mexicano, que había optado por invitar para la ocasión a Sánchez, tal y como desveló el miércoles la propia Sheinbaum, una vez que a última hora del martes el Ministerio de Exteriores publicó su comunicado haciendo pública la exclusión de Felipe VI y anunciando que España no enviaría representación.
Sheinbaum justificó la decisión de no invitar al monarca por que este nunca había respondido a la carta que en marzo de 2019 le había enviado López Obrador en la que, con motivo del 200 aniversario de la independencia en 2021, planteaba organizar una “ceremonia conjunta al más alto nivel” y que “el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados” durante la Conquista.
Sánchez reconoció ese mismo día, desde Nueva York, su “frustación” por el hecho de que este desencuentro sea con un gobierno progresista y su “tristeza” por que “el interés político determinado de alguno” impida que los dos países puedan tener “las mejores relaciones políticas”, al tiempo que sostuvo que “España ha fijado una posición de empatía con la sociedad mexicana”.
Por su parte, López Obrador ha respaldado a su sucesora y ha vuelto a afear la “prepotencia” de España. “¿Qué les cuesta ofrecer una disculpa?”, insistió el miércoles. Tras las palabras de Sánchez, el jueves quiso dejar claro que esta petición “no es un asunto personal, sino de respeto a los pueblos”.