Puede que el espacio de tu casa sea pequeño. Puede que no se ajuste a tu ideal. Pero es el lugar donde vivís. Y eso hace de ese espacio un mundo lleno de posibilidades. Para muchas personas su hogar es su refugio. Para otras, un lugar de transición. O tal vez un sitio que quieren cambiar porque no les genera la mejor energía. La buena noticia es que, en lo que a diseño se refiere, siempre hay algo que se puede hacer para dar a ese sitio un toque positivo, que ayude a crear un espacio de mayor paz y creatividad.
“El hogar tiene en nosotros un gran impacto emocional”, le dice a BBC Mundo la arquitecta salvadoreña Alessandra García, fundadora del estudio de diseño de interiores Orsetto Interiors del suroeste de Londres.
“Es sumamente importante porque somos humanos, vinimos de las cuevas y necesitamos primero sentirnos seguros donde vivimos y también tener una conexión con la naturaleza”, asegura García a BBC Mundo. “Si estás en un espacio muy pequeño que no tiene luz, ni acceso a vegetación por ejemplo, es probable que eso no te haga sentirte feliz”.
Un estudio en Estados Unidos estimó que las personas en ese país pasan en promedio un 90% de sus vidas entre paredes, sea en su hogar, en el trabajo o centros de estudio. En otros países el porcentaje puede ser menor, pero seguramente el espacio en que uno vive impactará, aún en forma subconsciente, en las emociones.
En BBC Mundo invitamos a considerar 10 consejos de arquitectos y diseñadores para hacer de los hogares una mayor fuente de bienestar.
1. Conocerse a uno mismo
“Colores claros agrandan espacios, el amarillo energiza, etcétera”. En internet o en revistas de arquitectura o decoración pueden hallarse muchas sugerencias de ese tipo. Pero algo crucial, según García, es que te hagas estas preguntas: ¿qué me gusta?, ¿qué me hace sentir bien?
“A mí me gusta decirle a mis clientes que una cosa es la teoría y lo que el texto dice; por ejemplo, que el blanco hace que un espacio se vea más grande. Pero finalmente somos individuos y tenemos nuestras vivencias. Por ejemplo, en El Salvador en Semana Santa se realizan las procesiones. Y en la procesión del Santo Entierro todos salen de morado. Para mí el morado, desde chiquita, fue muy impactante y es algo que asocio con la muerte de Jesús. Pero hay gente que ama el morado y les hace feliz”, explica.
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“No es cuestión de seguir tendencias, sino de estar en armonía con tu ser y saber qué es lo que te hace sentir bien y qué no”, agrega. Señala que, aunque uno viva en la misma casa con otras personas, todos han tenido experiencias diferentes.
“Para mí el trabajo más importante como diseñadora es entender qué le gusta y qué no le gusta a mi cliente. Aunque me diga una cosa -porque a veces te dicen algo solo porque suena que es lo que deberían decir-, pero, en realidad, no es lo que verdaderamente les gusta”, detalla.
2. Maximizar la luz natural
“Personalmente, la luz es el factor número uno, porque es el origen de la vida”, dice García. La luz natural favorece los ritmos circadianos del cuerpo, que regulan el ciclo de sueño-vigilia, así como las hormonas.
Si en una vivienda hay varios espacios pequeños, García considera muchas veces tumbar paredes. Pero si no es posible hacerlo, o cambiar ventanas, “podés propiciar que entre más luz de otra formas, por ejemplo ocupando espejos o elementos que reflejan la luz. También hay acabados de pinturas, ya que el mismo color puede ser opaco o puede ser satinado o brilloso. Y eso también te ayuda a que la luz se refleje de un objeto a otro y esté en tu entorno”.
Otra opción, agrega la arquitecta y diseñadora, es simplemente aceptar que un espacio es más oscuro y darle otro uso. “Si sos una persona que es muy activa, que necesita luz para hacer cosas, pero en la noche quieres sentirte protegida y envuelta, te podés retirar a un espacio un poco más oscuro que te dé esa sensación de protección”, apunta y agrega: “No necesariamente un espacio oscuro tiene que ser negativo. Puede ser también algo positivo dependiendo del uso”.
3. Traer la naturaleza a casa
El término “biofilia” significa literalmente amor a la vida y es usado para describir la conexión innata con la naturaleza. Reconocer esa tendencia ancestral en la casa es tan importante que ha dado lugar a lo que se conoce como diseño biofílico.
“Se trata de incorporar la naturaleza en todas sus formas (incluidos patrones, materiales, formas, espacios, olores, imágenes y sonidos) al diseño urbano en distintas escalas”, explica al sitio Worklife de la BBC la investigadora de urbanismo australiana Jana Söderlund, autora del libro El surgimiento del diseño biofílico (The emergence of Biophilic Design).
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“Mucho de esto es de sentido común, porque estamos programados de manera evolutiva para responder a la naturaleza. A veces solo necesitamos un recordatorio”, agrega. No solo se trata de tener una planta en tu sala. También se puede agregar una “experiencia indirecta con la naturaleza” a través de tonos tierra que pueden tener efectos psicológicos y fisiológicos positivos.
La autora australiana recomienda probar con verdes bosque, azules cielo o marrones tierra. “Mirá por la ventana y pensá cómo podés llevar esos colores al interior”, añade. García cree que aún si uno vive en países con climas extremos, o no se tiene “buena mano” para las plantas, “es preferible tener una, aunque sea artificial, a no tener nada”.
4. Elegir materiales naturales
“Los materiales naturales son aquellos con los que generalmente nos identificamos más. Porque también tenemos de ellos una memoria histórica, cuando los seres humanos cazaban y vivían en edificaciones simples”, afirma García y agrega: “Entonces ese contacto con el adobe, con la madera, con la paja, con todo ese tipo de materiales que te conectan con la naturaleza es algo que intrínsecamente está en el subconsciente humano”.
En la década del 80 hubo una tendencia a rechazar lo natural y preferir lo moderno y metálico, señala la arquitecta. “Pero ahora estamos regresando a lo natural. Si elegís un material natural como la madera, en lugar de un material metálico, tu ritmo cardíaco cambia”.
Un estudio de la Universidad de Columbia Británica en Canadá y un ensayo clínico de la Universidad de Brown en Estados Unidos mostraron que la presencia visual de elementos de madera puede reducir el estrés de manera más efectiva que las plantas, mientras que las habitaciones con alrededor del 45% de superficies de madera aumentan la percepción de comodidad y reducen la presión arterial.
En otro estudio se pidió a los participantes que tocaran superficies de acero inoxidable, baldosa, mármol y un panel de roble. Los resultados mostraron que tocar el panel de madera tenía un efecto calmante en el sistema nervioso.
García nos recuerda que “hay telas naturales como la lana o el lino. Las fibras naturales te pueden servir para tus almohadones, sillones, o para tener una mantita si es que hace frío. Estos materiales naturales son diferentes al tacto. Ahora ha mejorado la tecnología y es a veces difícil distinguir a simple vista si un material es natural o una imitación artificial. Pero inconscientemente el ser humano lo sabe. Tal vez no te des cuenta, pero sentarte en algo natural o tocar cosas naturales te cambia el humor”.
5. Facilitar la circulación del aire
Cuando García transforma espacios muy chicos tumbando paredes, esto genera “la ilusión de que visualmente el espacio termina más lejos. Aunque tengas la misma área, se siente diferente”. Eso permitirá también lo que García llama “ventilación cruzada”. “En espacios pequeños lo más normal es que una habitación solo tenga una ventana. Aunque la tengas abierta y entre un poco de brisa, el viento no se canaliza, no tiene por dónde salir”, explica.
“Pero si abrís puertas a otra habitación que tiene otra ventana puede haber intercambio de aire”, señala y agrega: “Tenés acceso no solo a iluminación de los dos lados, sino que podés ventilar el aire, por eso se llama ventilación cruzada”.
“Somos compuestos de agua, pero también de energía. La energía se tiene que renovar y tiene que circular, para luego traer nueva energía positiva. Sino, se queda estancada”, explica García.
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6. No sobrecargar
Es importante no llenar excesivamente un espacio, especialmente si es pequeño, de muebles y objetos. En palabras de García: “La energía, la luz, todo se mueve a través de un espacio y si está sobrecargado, entonces no fluye la energía o no se lucen las cosas porque hay demasiadas”. Dejar algunos espacios sin llenar proporciona un respiro visual, un alivio mental.
Aunque vuelve a insistir en la idea de centrarse en lo que a uno le gusta, como tener muchas fotos de la gente querida, y la necesidad de buscar equilibrio. “Se trata de un balance entre lo que te hace feliz y un ambiente que pesa, donde ya no te sentís cómodo, porque no hay dónde apoyar un vaso o no lográs ver el otro lado de la habitación”, explica.
De no buscar ese equilibrio, existe el riesgo de ir al otro extremo y terminar sintiéndose igual de incómodo o estresado. “Podés acabar optando por algo muy clínico o estéril, donde todo es muy blanco y minimalista, y sentir que ‘mejor no toco nada’ o ‘si muevo algo, va a estar fuera de lugar’”, señala. “Todas las tendencias sirven, pero no hay que llevarlas a los extremos”, zanja.
7. Mantener el orden
García señala que el orden es fundamental, especialmente en la cocina. “Tratá de no tener muchas cosas en la mesada, porque, aunque no seas una persona meticulosamente ordenada, si estás viendo siempre ese desorden inconscientemente te generará ansiedad”, asegura.
Según la experta, ese pequeño gesto -tener lo mínimo sobre la mesada- puede hasta llegar a mejorar el humor y sugiere: “Si tenés cosas que no usaste en un año, lo más probable es que no las vas a usar. Entonces, es mejor deshacerse de ellas y darles una nueva vida, ayudándo a gente que no las tiene”.
8. Considerar la verticalidad
En espacios muy pequeños podés poner repisas altas, pero también es posible usar el sentido de la verticalidad de otra maneras. A quienes tengan techos altos, les propone colgar lámparas o colocar piezas artísticas en ese espacio superior o a distintas alturas, para que no todos los objetos estén al mismo nivel. “Así lográs que tu vista se alce y no sólo se mueva en un plano”.
En el caso de tener un baño pequeño, García aconseja especialmente pintar el techo de otro color. “No es una acción tan amenazante a tu cotidianidad y trae un poco de humor”, apunta y agrega: “Puede ser un tono vivo, si lo querés mirar mientras te duchás por la mañana, o uno sereno para que te de paz al acostarte. Eso ya depende de cada personalidad”.
9. Usar muebles polifuncionales
En espacios reducidos ayuda tener muebles que cumplen más de una función, dice García. “La flexibilidad es lo más importante. La misma silla te puede servir para que alguien se siente, para tener tus libros, de mesita de luz o de banquito para alcanzar algo”, explica.
“Si vivís en un espacio pequeño y tu living es a la vez tu comedor, tu oficina y la sala de juegos para tus hijos, aseguráte que al final del día tengan un lugar donde poner sus juguetes”, como unas canastas decorativas, recomienda la experta. “Así, cuando te sientes una vez terminada la jornada, no habrá desorden que te genere estrés”, agrega.
También recomienda, si tenés el escritorio en la sala, al final del día guardar la laptop y, si llegan visitas, usar ese mueble para servir comida: “Lo importante es que mientras estés ocupando un espacio para cierta actividad, que todo te sirva para eso, pero que luego lo puedas ocupar para otra”.
10. Ir poco a poco…
Si al leer estas sugerencias te gustaría seguirlas, pero no sabés por dónde empezar, respirá profundamente… y sonreí. García recuerda que sus consejos son una forma de empoderarse, no de agobiarse.
“Empezá por algo pequeño, por un almohadón que viste en una tienda que te encantó, y así podés ir progresivamente. No tiene que haber un cambio de la noche a la mañana. Puede ser un proceso a largo plazo”, apunta.
“Y no tengas miedo a equivocarte. Si un día tenés el humor para pintar la pared verde, pues la pintás verde. Lo peor que puede pasar es que el día de mañana la vuelves a pintar de otro color”, dice a BBC Mundo la arquitecta y diseñadora.
“Ante todo, pensé en una paleta de color que te hace sentir feliz. Y recordá que lo que te gusta hoy no necesariamente te tiene que gustar mañana”.