El Gobierno ya dio el puntapié inicial para poner a la venta Aerolíneas Argentinas y no hay vuelta atrás. La serie de conflictos y demoras en la operatoria de la aérea de bandera apuraron los tiempos, y un tema que no estaba entre los principales proyectos del oficialismo -aunque claramente sí en carpeta-, ahora se ubicó entre los primeros lugares del ránking.
“La presión que ejercieron los gremios estos últimos días fue fundamental para que los tiempos cambiaran. Siempre se dijo que el proyecto de privatización estaba, pero tal vez la idea era avanzar de otro modo. Lo que no se puede aceptar es ni la extorsión ni que la empresa se transforme en inoperable por capricho de los sindicatos”, afirmaron fuentes oficiales a El Cronista.
Esta velocidad que ahora le quiere imprimir el Gobierno al tema, incluso, generará también que cambie el camino mediante el cual se pretenderá una modificación en la operatoria de Aerolíneas Argentinas.
Si la idea original era -y es- una privatización en el sentido más estricto, ahora se buscan caminos alternativos, justamente por una cuestión de tiempos. Es que para que la aérea deje de estar en manos del Estado debe sí o sí pasar por el Congreso, quien debería dar su visto bueno para que eso ocurra.
Esto ya se intentó a comienzos de año cuando se trató la Ley de Bases, pero la aérea salió del listado de empresas estatales a privatizar como parte de las negociaciones para que se agilizara su tratamiento y aprobación.
Más allá de esto, hay cierta confianza oficialista respecto del número que se lograría en el Congreso.
Cómo es el plan de contingencia
Como hoy es absolutamente imposible determinar cuánto podría demorar ese paso legislativo, se analiza algún plan de contingencia que permita “trabajar en el mientras tanto”.
Aquí aparece una variable que es la que pareciera correr con mayores chances. Se intentará que alguna -o algunas- aérea tome las rutas de cabotaje que hoy opera Aerolíneas, de modo de mantener el servicio y la conectividad que permiten sus vuelos, pero en especial las de aquellos lugares a los que sólo vuela la estatal.
El análisis del Estado es que hoy la operatoria local es más atractiva que la internacional. Justamente por los destinos que toca, y porque además la aérea hoy mueve entre el 60% y el 65% de lo que son las rutas nacionales.
Hoy el ojo del Gobierno está puesto muy especialmente en lo que tiene que ver con ese segmento del negocio
El tramo internacional también forma parte de las cuestiones que se ponen sobre la mesa, aunque la preocupación aquí es menor. Del total de la torta de lo que son vuelos al exterior, Aerolíneas hoy maneja entre un 20% y un 23%, una porción discreta que no debería generar mayores complicaciones a la hora de pensar en el futuro de esas turas.
De hecho, se evalúa que el propio mercado -es decir otras compañías- estaría dispuesto a tomarlas como una forma de sumar alguna frecuencia a su oferta, ya que en ningún caso son tramos operados de forma exclusiva por la firma de bandera nacional.
“Al transformarse ahora en una de las prioridades, lo que hay que pensar es en cómo será el mientras tanto; en cómo continuará operando Aerolíneas Argentinas”, confiaron las fuentes de Casa Rosada.
Los números
Según los números oficiales de la firma que comanda Fabián Lombardo, durante la gestión libertaria ya 1500 empleados dejaron la empresa a través de planes de retiros voluntarios y acuerdos prejubiliatorios.
La idea de la actual conducción de la aérea es finalizar el año con una plantilla de 10.400 empleados, un 13% menos de la dotación de diciembre del año pasado.
Además, el resultado negativo de la compañía se redujo fuerte en los primeros ocho meses del año, y pasó de una pérdida de $ 295 millones a una de $ 84 millones en igual período de este año. En el primer semestre se redujo un 70% el déficit operativo.
Desde la empresa también destacan que el rojo que la empresa tocó a fines de 2023 fue de u$s 390 millones, una cifra que se espera llevar a la mitad cuando cierre este año.