El simio de 3 metros, conocido como Gigantopithecus blacki, se destaca como el primate más grande que jamás haya caminado sobre la Tierra. Sin embargo, su desaparición ocurrió de manera repentina y enigmática.
Conocé en profundidad cómo era este gigante de la prehistoria y los posibles factores que llevaron a la extinción de su especie.
¿Cómo era el simio de 3 metros que era el primate más grande de la Tierra?
El Gigantopithecus blacki es conocido como el primate más grande que ha existido.
Este gigantesco simio vivió en los densos bosques de la antigua China durante la última Edad de Hielo, hace aproximadamente un millón de años. Los adultos de esta especie alcanzaban impresionantes dimensiones:
- Medían hasta 3 metros de altura
- Pesaban más de 220 kilogramos.
Este simio se caracterizaba por una complexión robusta y una estructura ósea masiva, lo que le permitía soportar su considerable peso. Sus grandes mandíbulas y dientes indican que su dieta consistía principalmente en vegetación dura y fibrosa.
Los fósiles encontrados sugieren que este primate tenía una apariencia similar a los grandes simios actuales, aunque en una escala mucho mayor, con un cuerpo adaptado para la vida en un entorno forestal. Su impresionante tamaño lo colocaba en la cúspide de la cadena alimentaria de su época, dominando el paisaje con su presencia imponente.
¿Por qué desapareció el Gigantopithecus blacki?
La extinción del Gigantopithecus blacki ha sido esclarecida por un estudio reciente publicado en enero de 2024 en Nature y citado en un artículo de National Geographic. El estudio, dirigido por el científico Westaway, usó registros geológicos, polen fósil y análisis de dientes para entender por qué desapareció este gigantesco primate.
Los hallazgos indican que, mientras que hace 2 millones de años se encontraron muchos dientes en las cuevas, en las más recientes, de hace 300.000 años, solo se hallaron unos pocos, reflejando una disminución en su población.
Hace unos 700.000 años, el cambio ambiental transformó los densos bosques en áreas más abiertas de pastizales. Este cambio afectó negativamente al Gigantopithecus, que dependía de la vegetación densa. A medida que su hábitat se volvía más seco y abierto, tuvo dificultades para encontrar su comida habitual, como hojas y frutos.
Los dientes fósiles muestran que antes de este cambio, el Gigantopithecus vivía en bosques con abundante vegetación. Con el nuevo hábitat, no pudo adaptarse rápidamente, a diferencia de otras especies como el Pongo weidenreichi, que ajustó su dieta.
La incapacidad del Gigantopithecus para adaptarse a estos cambios ambientales llevó a su extinción hace unos 215.000 años.