El veto presidencial vuelve a ser el tema caliente del momento. Como siempre, si ‘lo aplico yo, es un gesto de responsabilidad y sabiduría política; si lo hace mi rival, es un ataque despiadado a la democracia’. El veto, esa herramienta que parece tener dos caras, según desde qué lado de la grieta se mire, sigue generando bronca, discusiones y acusaciones cruzadas. Pero la verdad es que, a lo largo de la historia, todos los presidentes lo han usado, y no hay quien se salve de haber pulsado el botón rojo cuando le convino.

Yo veto, tu vetas, todos vetamos: la larga y sinuosa historia de una institución polémica

El veto presidencial es una herramienta constitucional que permite al presidente de la Nación rechazar total o parcialmente una ley sancionada por el Congreso. Esta facultad, contemplada en el artículo 83 de la Constitución Nacional, fue utilizada en numerosas ocasiones a lo largo de la historia argentina, generando debates y controversias sobre su legitimidad y uso.

En un artículo para el Colegio de Abogados de La Plata, Laureano Camilo Fabré, profesor adjunto de la Cátedra 2 de Derecho Político de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP, advierte que “pese a que la Constitución Nacional no contiene una cláusula específica al respecto, es innegable su existencia jurídica, puesto que nuestra norma fundamental refiere a esta institución en forma expresa e implícita, así por ejemplo en el art. 78 se refiere al envío de los proyectos de ley sancionados por el Congreso para su examen; el art. 80 menciona los proyectos desechados parcialmente por el Poder Ejecutivo; y el art. 83 establece que “desechado en todo o en parte un proyecto por el Poder Ejecutivo, vuelve con sus objeciones a la Cámara de origen…”.

El veto presidencial en Argentina tiene sus raíces en la Constitución de 1853, que adoptó muchas características del sistema presidencialista estadounidense. Desde entonces, los presidentes usaron esta herramienta para frenar leyes que consideraban inconvenientes o perjudiciales para sus políticas.

La Reforma Constitucional de 1994, fruto del Pacto de Olivos entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín, introdujo cambios en el uso del veto. Uno de los más importantes fue la incorporación del veto parcial, que permite al presidente objetar partes específicas de una ley sin rechazarla en su totalidad. Este cambio buscó otorgar mayor flexibilidad al Poder Ejecutivo y evitar el bloqueo total de iniciativas legislativas.

A lo largo de la historia reciente, varios presidentes recurrieron al veto en situaciones clave. Carlos Menem, por ejemplo, fue el presidente que más utilizó esta herramienta, con un total de 195 vetos durante su mandato. Aunque fue Eduardo Duhalde (PJ), presidente entre enero de 2002 y mayo de 2003, quien más leyes vetó en relación al tiempo que estuvo en el poder. En sus casi 17 meses de presidencia, dictó 37 vetos (13 totales y 24 parciales), un promedio de 26,4 vetos por año, consigna el sitio Chequeado.

“Fernando De la Rúa (Alianza), presidente entre diciembre de 1999 y diciembre de 2001, vetó 46 leyes (26 totales y 20 parciales) y está en segundo lugar en relación al tiempo que estuvo en la Casa Rosada, con 23 vetos por año. Raúl Alfonsín (Unión Cívica Radical), por su parte, dictó 49 vetos (37 totales y 12 parciales) en sus 5 años y medio de gobierno, 8,9 por año”, enumera el informe de Chequeado.

Cristina Fernández de Kirchner también utilizó el veto en momentos claves. Uno de los más polémicos fue el veto a la ley del 82% móvil para los jubilados en 2010. En su defensa, la entonces presidenta argumentó: “Yo veté la ley porque no le miento a los argentinos”.

Otro veto recordado fue el de Mauricio Macri a la ley antidespidos en 2016. Macri justificó su decisión argumentando que la ley perjudicaría la creación de empleo y la inversión en el país.

En la actualidad, el gobierno de Javier Milei recurrió al veto para frenar el aumento jubilatorio aprobado por el Congreso. Este veto fue ratificado recientemente, ya que la Cámara de Diputados no logró los dos tercios necesarios para anularlo. La amenaza del veto vuelve a estar presente ahora sobre el financiamiento universitario, una ley que fue aprobada en la madrugada del viernes.

El uso del veto presidencial no es exclusivo de Argentina. En Estados Unidos, por ejemplo, el presidente también tiene la facultad de vetar leyes, aunque el Congreso puede anular el veto con una mayoría de dos tercios en ambas cámaras. En Brasil, el presidente puede vetar total o parcialmente proyectos de ley, y el Congreso tiene la potestad de anular el veto con una mayoría absoluta.

Por Prensa Pura Digital

DIARIO DE VILLA LA ANGOSTURA Y REGIÓN DE LOS LAGOS. NEUQUÉN.