Este sábado por la mañana, familiares y amigos del Dr. Alfredo Cahe, histórico médico de Diego Armando Maradona y de tantas otras figuras del espectáculos, se acercaron al Cementerio de Chacarita para darle un último adiós al médico, quien falleció este viernes, a los 80 años.
La noticia de la muerte de Cahe fue confirmada el mismo viernes por el secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, quien lo despidió a través de sus redes sociales. “Con profundo dolor despido a mi querido amigo Alfredo Cahe, reconocido por sus cualidades profesionales y humanas. Quedará para siempre en mi recuerdo su labor médica y su apoyo anímico y solidario para superar adversidades, al igual que sus valores en la amistad que supimos construir. Un abrazo fraterno para sus hijos, nietos, familiares y amigos”, publicó en Instagram.
Entre las personalidades que se dieron cita este sábado en la capilla del cementerio porteño se encontraba Cristina del Valle, cuñada de Alfredo Cahe, quien llegó acompañada por su hijo, Federico Levrino -fruto de la relación de la actriz con el recordado Claudio Levrino-, ejecutivo de Telefe.
La muerte del profesional enlutó al mundo del deporte y del espectáculo; Cahe había sido el médico de cabecera de distintas grandes personalidades, desde Susana Giménez, Cacho Castaña y toda la familia del recordado Juan Carlos Calabró. Precisamente ayer, apenas se conoció la noticia, la periodista Marina Calabró le dedicó unas palabras al famoso médico en su programa de radio de El Observador, y se emocionó al recordar: “Fue un hombre de una generosidad que pocas veces vi… Fue el médico de mi viejo, de toda mi familia. Era una experiencia ir a su consultorio porque uno se encontraba con gente que conocía, e incluso choluleaba. Yo me acuerdo de mis charlas con Pappo, porque nos daba turno el mismo día y a la misma hora. Era una sala de espera con muchas sillas y me acuerdo el fastidio de Pappo: ‘Nena, cómo nos hace esperar el tordo’”, cerró la periodista, con un toque de humor para recordar al profesional, tan cercano a sus padres.
El vínculo del médico con la farándula llegó de la mano de su esposa, María Marta, hermana de Cristina del Valle. Susana Giménez y los Calabró, Enzo Viena, Irma Roy y Alejandra Pradón le confiaron durante largos años sus historias clínicas y sus dolores.
Alfredo Cahe había nacido en Santos Lugares y estudiado en la Universidad de Buenos Aires. Sus primeros años como profesional de la medicina los pasó en el Hospital de Clínicas, donde además fue profesor de clínica médica. Con su personalidad reservada se ganó la confianza de las personalidades del deporte y del espectáculo. Cahe se reconocía como un gran futbolero y melómano; tenía -según él mismo decía- “pasión por la música”. Durante sus años de ejercicio, también dedicó su tiempo a atender a pacientes particulares en los dos consultorios que tenía: uno en el centro de la Ciudad de Buenos Aires y otro en Villa Urquiza.
Su historia con Maradona
Cahe conoció a Diego Armando Maradona cuando el futbolista tenía apenas 16 años. Jorge Cyzterpiller, su primer representante -y ya paciente de Cahe- llevó al deportista al consultorio por un motivo muy concreto: Diego estaba muy flaco y Cyzterpiller quería suplementar su dieta con vitaminas.
A partir de ese momento, y a pesar de los largos viajes del jugador, Cahe se convirtió en su médico de cabecera y en una persona de su círculo íntimo. A mediados de los 90, ya con muchos años de amistad, Maradona le confió que era adicto a las drogas. Gracias a esa charla comenzaron, según relató el mismo Cahe a LA NACION, “miles de tratamientos. Algunos muy exitosos, otros no”.
En esa misma entrevista, del año 2000, el profesional reveló que, además de adicción a las drogas, el Diez tenía compulsión por la comida. “Cuando a Diego se lo ve gordo es porque no está consumiendo cocaína. Es cuando él vuelca su compulsión en comer”.
Cahe nunca logró -pese a sus constantes intentos- la recuperación total de Maradona. La última vez que interactuaron fue en 2017, aunque esa no fue la última vez que lo vio. Cuando Diego murió, Cahe fue muy duro en sus declaraciones. “La última vez que lo vi a Diego vivo fue en la Clínica Olivos. Estaba prácticamente dopado y dormido, no pude hablar ni con él, ni con la psiquiatra, ni con el psicólogo. Inmediatamente se me cerraron las puertas”, explicó.
La cercanía de una diva
Con Susana Giménez, Cahe tuvo un vínculo estrecho y de amistad entrañable. La conductora, a sabiendas de que el médico se sentía “un músico frustrado”, le regaló un piano que habia pertenecido a su abuela, que era concertista. El médico, además de vigilar de cerca la salud de Susana, estuvo a su lado durante el episodio del cenicero con quien por entonces era su marido, Huberto Roviralta. “No vengo a verla como médico sino como amigo”, le dio a uno testigo y vecino de Barrio Parque.
Las crónicas de ese día recuerdan que Cahe también reveló algunos detalles de lo que había ocurrido en la casona blanca de la conductora. “Ustedes conocen el problema. En el estado de ánimo de ella es normal. La mediqué, y a él le puse una curita en la nariz…”, declaró al salir de la residencia, a los periodistas que estaban apostados en el lugar.
Cahe también estuvo muy cerca de Cacho Castaña durante sus peores momentos y fue su médico personal durante casi toda su carrera en la música. “Lo asistí durante más de 30 años, es toda una vida. Nuestra relación trascendía lo médico. Se fue un amigo, un amigo de verdad”.
Con la colaboración de Pablo Montagna