A pesar de tener 50 años de trayectoria, Valeria Lynch se sigue poniendo nerviosa cada vez que pisa un escenario. Y esta no es la excepción. El próximo 8 y 9 de noviembre, la estrella de la canción volverá al Teatro Gran Rex (casi su segunda casa) para presentar El regreso, un show de baladas con las que el público se identificará desde la primera estrofa. “Estoy en todos los detalles porque quiero que todo salga diez puntos. Voy a hacer las canciones que todos quieren y conocen y también, van a escuchar las nuevas para que me digan si les gusta o no”, cuenta sobre este espectáculo que tendrá a Ana Sanz y Aníbal Pachano a cargo de la puesta.
Mientras tacha los días para reencontrarse con sus fans (con los que mantiene una relación muy cercana), Valeria va y viene a Uruguay, donde desde hace varias temporadas se desempeña como jurado de La Voz, el reality de canto que busca nuevos talentos. “Esta es la cuarta edición que hago como jurado y me va bárbaro. Soy la jurado internacional y me fascina”, confiesa nuestra representante que ya ganó La Voz Kids y la versión original del año pasado.
Con muchos proyectos en mente y muchas ganas de hacer su propia biopic, la intérprete de éxitos como “Cada día más” asegura estar atravesando un gran momento en su vida. Mientras que en el plano musical sigue componiendo y conmoviendo con sus letras, en el plano sentimental está muy enamorada de Mariano Martínez, el músico de Ataque 77. “Haber encontrado un compañero como Mariano para mí es un lujo. Es un tipo muy aplomado, tiene mucha templanza, además de ser súper talentoso. Estamos muy bien, muy contentos y disfrutamos mucho de lo que tenemos”, revela Lynch, aunque asegura que esta vez no planea pasar por el altar.
-Venía viendo el video “Qué poco saben de mí” y pensé: “¡Qué poco sabemos de Valeria!”…
–Bastante poco. Bueno, por ahí los fans saben un montón. Esa canción (que es del disco que estoy grabando ahora, todo íntegro de baladas) habla de situaciones de resiliencia. De cómo uno cae, renace y vuelve al ruedo como el Ave Fénix. Y yo soy así. Estoy siempre proyectando cosas, tratando de sobrevivir en este mundo que es tan difícil. Aggiornándome a las modas, a lo que nos pasa por delante pero siempre manteniendo la esencia de quien soy. Me ha ido muy bien, miro para atrás y digo: “¡Guau, cuántas cosas que hice! Qué bien me fue y que bien me sigue yendo”. Y lo agradezco. Soy una agradecida a la vida que me da la posibilidad de seguir llenando espacios, de seguir grabando canciones, de seguir mostrándome.
-La canción habla de “cuántas veces me caí, cuántas veces me levanté”… ¿Te caíste muchas veces en esta profesión?
-Muchas, como todo el mundo. Lo que pasa es que los artistas siempre contamos los buenos momentos, no nos gusta hablar de lo que pasa cuando no estamos disfrutando de algo que es un éxito, un aplauso, el cariño del público. Pero la realidad es que todos tenemos altibajos, nunca estás en la cima, ni nunca estás abajo, pero eso lo genera uno también. Uno se propone seguir adelante, seguir proyectándose, seguir mostrándose tal cual es. A mí lo que más me gusta es ser yo misma. Yo subo al escenario y soy igual a cuando vos me ves acá. Obvio que me gusta brillar pero, la realidad es que no tengo poses ni de estrella ni de diva. Soy una artista que trabaja y que muestra lo que puede hacer, y voy cambiando.
-¿Y ese éxito cómo se sigue trabajando?
-La verdad que no sé muy bien contestar esa pregunta porque a veces no tiene que ver con lo que hago. Un artista puede hacer cosas para gustar a la gente, puede decir “este tema les va a encantar” o “esto va a ser un éxito”. A mí no me sale decir eso porque uno no decide eso. Me parece que uno tiene que trabajar para perfeccionarse. Yo sigo tomando clases de canto, por ejemplo porque no tengo la misma voz que a los 20 años pero adquirí interpretación, adquirí una forma de decir una canción que es diferente a lo que hacía. Yo cantaba, cantaba, cantaba pero ahora, además de cantar, que gracias a Dios mantengo la voz, interpreto, cuento una historia y para mí eso tiene que ver con madurar, con crecer, con tener experiencia.
-Qué lindo la pasión que le ponés…
-La pasión es la de siempre. Yo a veces miro para atrás y tengo la misma pasión que tenía cuando recién empecé, las mismas ganas. Tengo 72 años e hice muchas cosas en mi vida, en mi carrera, y hoy lo disfruto plenamente. Además, me reúno de un equipo de profesionales que son de primera A siempre. Por ejemplo, para el show que voy a presentar ahora lo tengo a Aníbal Pachano y a Ana Sanz (con los cuales ya trabajé) que son unos puestitas exquisitos; son increíbles. En cuanto al repertorio, los temas de siempre los tengo que hacer sino me matan pero los arreglos están aggiornados; siempre manteniendo la esencia de la balada porque soy una baladista. Pero buscándole distintos ornamentos a la canción para que suenen un poco más modernas, un poco diferentes. La gente agradece mucho eso, lo agradece de corazón. Si vos le das la canción con la cual tienen una historia de vida, una historia cotidiana, pero le implementás algo (un firulete en la voz o una frase dicha diferente) ellos se sorprenden gratamente porque les gustan los cambios.
-¿Hace cuánto empezaste a disfrutar plenamente?
-De grande. No hubo un hecho puntual, pero te vas dando cuenta porque cuanto más experiencias vividas, más te das cuenta que todo eso te sirvió para llegar a este momento y de esta manera. Me pasa lo mismo con mis nietos, tengo dos y no sabés cómo los disfruto. Tienen cuatro y cuatro y cinco meses y son de distintos hijos.
-Sos re abuela…
-Sí, soy re abuela. Siempre les digo a mis hijos: “Yo los crié a ustedes. Ustedes los van a educar a ellos, pero yo no; yo les voy a consentir todo y los voy a disfrutar”. Y eso hago. Lo mismo me pasa en mi profesión. Es como que estoy pendiente de todo, aunque no estoy tan obsesiva con las cosas. Me pongo en el lugar del público y digo: “Con esta canción la gente se va a sentir identificada”. Tengo unos temas en el nuevo disco que ni te imaginás.
-¿Falta mucho para conocerlas?
-No, las van a conocer en el Rex. Igual, de todos modos estoy subiendo a las plataformas. Viste que ahora es más fácil, ahora llegás y comunicás de una manera mucho más fácil.
-¿Te llevás bien con la tecnología?
-Me llevo bien. Me acuerdo en la década del 80, que fue la explosión mía, que si no estabas de cuerpo presente en los lugares donde había estallado la canción, era un tema. Tenía que viajar todo el tiempo. Pero esto de poder comunicar al instante me gusta más; ahí es donde yo aprovecho la tecnología. No estoy todo el día conectada pero me gusta en el sentido de que es mucho más fácil la comunicación y mucho más rápida. Y llegás al mundo, entonces para eso la uso a mi favor.
-¿Te acordás exacto el momento en que te convertiste en Valeria Lynch?
-Sí, año 82, venía de México de hacer Evita y había sacado un tema que se llama “Mentira”, que todavía lo hago. Me había tomado un taxi y sonaba en la radio. Bajé del taxi y en todas las disquerías de calle Corrientes también sonaba. Fue una cosa de locos. Empecé a llenar lugares. El primer lugar que llené fue el teatro Astengo de Rosario, empecé por un fin de semana y me quedé como cuatro. Así empecé a ser una artista popular. Yo venía desde los 70 en la lucha, pero esa canción fue mi caballito de batalla, la canción que me convirtió en una artista popular.
-A partir de ser una artista popular, disfrutaste también de hacer teatro, hacer tele. Ahora estás en Uruguay como jurado de un programa súper exitoso…
-Sí, esta es la cuarta edición de La Voz que hago como jurado y me va bárbaro. Por eso estoy viajando mucho, yendo y viniendo porque también tengo shows allá en el teatro Metro. Soy el jurado internacional y me fascina porque tengo escuela. Tengo 15 escuelas, una en Uruguay y 14 acá, entonces este tipo de programas es un formato que abre puertas, sobre todo a los cantantes jóvenes que a lo mejor no tienen la oportunidad de demostrar lo que pueden hacer. Es como una escuela estar ahí porque aprenden mucho. Nosotros somos los coaches y estamos con ellos. Yo tengo un coach que trabaja a la par mía, que está en los momentos que a lo mejor yo no puedo estar, pero yo estoy todo el tiempo. Los ayudo, los animo. Me parece que es una buena forma de descubrir talentos nuevos y de mostrar a esa gente que de otra manera a lo mejor no puede. Después depende de cada uno el camino y que puedan formarse fuera del programa. Pero lo que hace el programa es ayudar a mostrar gente que no tiene la posibilidad.
-Quiero saber tu mirada sobre los artistas nuevos. Lo que pasó con Duki en España, el éxito de Lali…
-A mí me gusta que los artistas jóvenes tengan una identidad y yo creo que toda la música joven tiene una identidad. Tuve la suerte de conocer a Rusherking y es divino. Estuvo en La voz compartiendo dos programas con nosotros. Es un encanto de persona, pero además es muy talentoso. Y todos esos chicos tienen una forma de comunicarse que es muy de ahora, muy actual. Hay algunas cosas que (como todos los estilos) están muy bien y otras no tanto, pero me gustan. Lo que no me gusta es el autotune; si vos lo usás como un recurso para mostrar un pedacito de una canción o un tema me parece bárbaro ahora si lo usás porque no podés afinar… A mí me gustan los cantantes que afinan, los cantantes que cantan; esos son los que admiro de verdad. Pero de todos modos, creo que la juventud tiene muchos representantes jóvenes que son muy buenos. Tini por ejemplo, que cantó conmigo en el Rex. Yo la conozco de cuando recién empezaba y era una niñita. Ahora es una mujer hermosa, divina, con un estilo muy particular y muy personal.
-Hoy se habla de la salud mental mucho más abiertamente. En el caso de Tini, ella a través de la música contó lo que le pasó. ¿A vos te pasó algo así?
-No, no me pasó porque a mí el éxito me llegó a los 30, ya tenía un hijo. Recorrí un camino de muchos años antes de ser una artista consagrada. Y cuando me llegó, en el 82, estaba de la mano de Héctor Caballero que para mí fue fundamental en mi carrera. En mi vida ni hablar porque es el padre de mis hijos, pero en mi carrera con Héctor crecimos juntos. Él como productor y empresario y yo como artista. Entonces para mí él fue muy importante, me enseñó mucho. Es un tipo que sabe muchísimo, con el cual tengo una excelente relación y muchas veces le consulto cosas de la carrera. Es un tipo que es muy inteligente, es muy hábil y que me puede ayudar muchas veces. Yo tuve la suerte de estar de la mano de gente que me ayudó mucho, como fue en un principio Alejandro Romay, que escuchaba a los artistas, los entendía, les daba chances y oportunidades.
-Si tuvieras que elegir a uno de los cantantes de esta nueva generación para hacer una canción, ¿a quién elegirías?
-Bueno, Miranda cantó “La extraña dama”; aunque Ale Sergi es un poco más contemporáneo (risas). Pero si tuviera que elegir no se me ocurre; cualquiera de ellos me gusta.
-Contame un poco de tu vida en Uruguay. ¿Por qué decidiste radicarte allá?
-No, no estoy radicada allá. Mi casa está acá. Allá tengo un lugar para quedarme porque estoy trabajando mucho. Cuando grabo La voz estoy como dos meses y medio sin poder venir, entonces tengo un lugar para poder estar y no pagar un hotel todo el tiempo. Me encanta estar allá, lo disfruto mucho. Estoy con Mariano, lo pasamos bárbaro, pero la realidad es que acá tengo mi casa, mis hijos, mis nietos, mis amigos. Estoy dividida entre los dos lados porque tengo la suerte -en la época difícil que está pasando la Argentina- de estar en un país que es mucho más estable económicamente hablando. Y eso está bueno también porque me da la posibilidad de seguir vigente, de seguir trabajando, de seguir aportando y dando cosas.
-¿Cómo se ve Argentina desde allá?
-Y bueno, difícil. Argentina ya sabemos que está difícil. Pasan cosas que a veces uno dice: “No puede ser tener un país como el que tenemos”. Desde que tengo uso de razón que estamos en crisis, entonces ojalá salgamos de todo esto. Creo que hay que dar un poco más de tiempo. Yo soy bastante apolítica, no milito con ningún gobierno, pero sí creo que para sacar a un país de un caos como el que veníamos teniendo está bueno hacer un parate y decir: “Bueno, vamos a dar una oportunidad a ver qué pasa”. También me llega la luz (que ni te cuento lo que es) y el gas y digo: “¿Cómo puede ser que me venga esto si yo estoy más tiempo en Uruguay grabando que acá?”. Me pasa como a cualquier ciudadano. Miro los precios en el supermercado y me quiero matar. Pero bueno, también creo que se necesita un poco más de contemplación y esperar a ver qué pasa, una oportunidad más. Soy de los argentinos que tienen la esperanza de que este hermoso país salga adelante. Y no es que me voy, me quedo acá. Trabajo en los dos lados y un poco soy una representante de acá. Y eso para mí es un orgullo.
-Recién lo nombrabas a Mariano. Quiero hablar de ese hombre que, sin duda, te cambió la vida…
-Me cambió la vida, de verdad. Lo pasado ya pasó, pero lo que tengo ahora es tranquilidad, paz, además de amor, por supuesto. Lo paso bien, estoy contenta, estoy como disfrutando de una persona que está al lado mío y que me sabe guiar, que es compañero, que es talentosísimo. Con él estoy haciendo el disco nuevo de baladas, estamos componiendo, él toca todos los instrumentos. Tenemos un estudio armado en Uruguay y otro acá en mi casa, así que vamos y venimos y siempre estamos grabando. Siempre estamos aportando y tirando ideas para seguir teniendo buenos proyectos. Yo tengo una banda de músicos uruguaya liderada por Mariano y otra acá en Argentina con mis músicos de siempre. Yo descanso tranquila en él, primero por el talento que tiene, y después porque lo amo. Tenemos mucha afinidad musical aunque parezca que no.
-¿Te casarías?
-¿Te parece, a esta altura? No hace falta (risas). Ya pasé por esa etapa, por esa experiencia varias veces. No tiene que ver con la felicidad. La felicidad esta aparte y es algo que llega o no, depende de cada uno y nosotros estamos con el corazón abierto para que la felicidad venga.
-Contame de la vida cotidiana… ¿Cómo reparten las tareas?
-Yo cocino casi siempre, salvo cuando estoy trabajando y le digo que prepare algo. A mí me gusta mucho cocinar, me encanta.
-¿Con qué plato lo conquistaste?
-Con sopa (risas). Una tontería pero hago sopa de crema, de calabaza, risottos; soy muy buena en serio. Somos vegetarianos así que es mucho más difícil hacer un plato que lo convenza pero lo tengo de conejillo de indias y le hace honor a mis comidas.
-¿Cambiaste tu alimentación los últimos años?
-Sí, Mariano hace 35 años que es vegetariano, casi desde que era niño y yo seis años. A su lado, como que reafirmé la convicción de ser vegetariana. Nos cuidamos mucho con las harinas y no comemos frituras. Este año me caí y me esguince el pie izquierdo, así que quedé con miedo y no estoy haciendo actividad física, pero estoy muy activa.
-¿Hacés terapia?
-Ahora no, pero hice toda mi vida. Te juro que ahora no tengo tiempo. Parece una excusa pero no lo es. Yo soy pro-terapia, pero ahora no puedo.
-¿Cómo es un día en tu vida?
-Me levanto a las 10 de la mañana, ni muy temprano ni muy tarde. Lo primero que hago es tomar mate, mate amargo. Después, me encuentro con amigos, compongo, veo series. Si tengo que salir, salgo.
-¿Es mito o realidad eso de que un artista tiene un horario para componer?
-Nace y surge en un momento determinado que para todos no es igual. En mi caso, no necesito un clima especial para componer. ¿Sabés cómo me gusta componer a mí? Yendo por la calle viendo los afiches, las cosas y digo: “Ay, qué lindo esto”. Una vez iba en un avión y vi el cartel “puerta de emergencia” y ahí dije: “Corazón en emergencia”, y compuse una canción en el avión. Por ejemplo, Mariano para componer necesita estar todo el día encerrado y concentrado y yo no; a mí me nace en algún momento y la grabo para no olvidarme. Ahora mismo tengo en mi mesita de luz un papel escrito con una canción que se llama “El amor es un demonio”, en un mes sale.
-Si tenés que decirme tu canción más exitosa y el momento en que nació, ¿cuál sería?
-No me vas a creer pero tengo tantas canciones exitosas… Y no lo digo de pedantería, pero la gente me ha dado tantos éxitos que cuando armo un show (me paso con este show que viene ahora) tengo una lista interminable de temas que no pueden faltar; además de los nuevos. “Piensa en mí” me gusta mucho. Me parece una canción muy sencilla, muy simple armada musicalmente. Sin embargo, como es una canción positiva que nace del alma, del corazón, la gente la recibe de esa manera. Es una canción simple, pero tiene mucho contenido emocional y eso hace que cada vez que la canto sea un estreno porque le veo la cara a la gente. Mi hijo Santiago, el más chico, llora cada vez que la escucha. Además, mis canciones pasan de generación en generación. Yo tengo una relación muy estrecha con mis fans. Los he hecho pasar al camarín, algunos se convirtieron en amigos y vienen a mi casa o yo a la de ellos.
-¿Cómo Valeria Lynch no tiene una biopic?
-Yo también me lo pregunto (risas). Hubieron algunos approach para hacer algo, pero no. Si vos supieras la historia que tengo para contar… Tengo cosas para contar que ni se imaginan lo ricas que son para hacer una serie.
-¿Tuviste muchos amores ocultos?
-Ocultos, tan ocultos no (risas). Yo soy bastante transparente porque además soy de relaciones largas; soy una persona fiel. Con las amistades también me pasa lo mismo; no tengo secretos. Pero tengo un montón de cosas que a lo mejor son anecdóticas.
-Si tenés que elegir una actriz para que haga de Valeria Lynch, ¿quién te gustaría?
-Primero, tengo que encontrar una productora que se anime, que se dé cuenta. Hubo unas conversaciones con una productora muy importante pero después quedó en la nada. Pero realmente me gustaría. No se me ocurre quién podría ser la actriz.
-¿Hablaste con Lucía Galán en el último tiempo?
-Sí, claro. La llamé y le mandé un mensaje por las redes y a ella por privado también. Sé que está mucho mejor. La verdad es que son cosas que pasan en la vida y estar cerca es una forma de alentar a la gente, de darle un poco de fuerza.
-¿Te quedaron muchas amigas en el mundo de la música?
-Muchas conocidas. Tengo gente conocida con la que me llevo muy pero muy bien. En general, me llevo muy bien con la gente porque soy muy respetuosa de mis colegas y tengo mucha empatía.
-¿Siguen teniendo relación con Taís, la hija de tu ex Cau Bornes?
-No mucha, pero de vez en cuando nos hablábamos, nos comunicamos. Taís es una mujer ya, tiene 24. Desde mi separación también hubo una separación ahí pero bueno, es la vida. Yo la sigo queriendo mucho y supongo que ella también porque de vez en cuando nos mandamos un mensajito. Yo tengo la conciencia muy limpita porque he actuado muy bien con ella y con toda la gente que la rodea.