En el mundo de los lácteos, el queso mozzarella se destaca no solo por su versatilidad en la cocina, sino también por sus beneficios para la salud, especialmente cuando se trata de proteger el corazón y ayudar en el control del peso. Aunque tradicionalmente se asocia el consumo de quesos con altos niveles de grasas saturadas y sodio, el Dr. Cheng-Han Chen, un cardiólogo reconocido internacionalmente, recomienda la mozzarella como una opción saludable dentro de una dieta equilibrada.
La mozzarella, reconocida por su textura suave y sabor delicado, es un queso fresco tradicionalmente elaborado con leche de búfala, aunque en Argentina predominan las variantes hechas con leche de vaca. Este lácteo es particularmente bajo en sodio y calorías en comparación con otras variedades más curadas o envejecidas. Una porción de 30 gramos ofrece 143 mg de calcio, 138 mg de sodio, 6 g de proteína y solo 4 g de grasas saturadas, lo que lo convierte en un aliado valioso para quienes buscan mantener un peso saludable y cuidar su salud cardiovascular.
Este perfil nutricional favorable se refleja en estudios recientes que exploraron el impacto del consumo de queso en la salud cardiovascular. Los resultados son prometedores: al consumo de mozzarella se lo vincula inversamente con riesgos de afecciones graves como diabetes tipo 2, insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria y más.
Estos aportes pueden atribuirse a la capacidad del queso de mejorar el perfil lipídico y reducir biomarcadores que suelen estar asociados con el riesgo cardiovascular, como el índice de masa corporal, los triglicéridos y la glucosa en ayunas.
Esta relación es importante al considerar que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte a nivel global, con condiciones como los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares que se cobran más de 17 millones de vidas al año, un número que se espera aumente a 23 millones para 2030. Argentina no es la excepción: las afecciones cardiológicas lideran el ranking de muertes en adultos con 280 casos por día.
Pero los beneficios de la mozzarella no terminan acá. Además de ser una fuente excelente de proteínas y calcio, este queso es rico en probióticos beneficiosos, como Lactobacillus casei y Lactobacillus fermentum. Estos microorganismos no solo promueven una digestión saludable, sino que también fortalecen el sistema inmunológico, lo que potencia la resistencia del cuerpo a las infecciones, como se observó en estudios con adultos mayores.
Aunque los beneficios de la mozzarella son numerosos, el Dr. Chen enfatiza la importancia de consumir este queso con moderación, especialmente entre aquellos con preocupaciones sobre el peso. Es vital elegir versiones de mozzarella con menos sodio y estar atentos al etiquetado para evitar las variantes altamente procesadas, que a menudo son ricos en grasas y sodio y no ofrecen los mismos beneficios. Finalmente, el profesional aconseja limitar la ingesta de sodio a no más de 2.300 mg al día, y preferentemente a no más de 1.500 mg si ya existe hipertensión, para maximizar los beneficios cardiovasculares y mantener una dieta saludable.
Otros consejos para cuidar la salud cardiovascular
Mantener un estilo de vida saludable es fundamental para prevenir enfermedades cardiovasculares. En este sentido, desde la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales recomiendan adoptar las siguientes prácticas para un corazón sano:
- Reducir el consumo de bebidas y jugos azucarados. Se debe optar en su lugar por agua y bebidas sin azúcar.
- Sustituir dulces y golosinas por frutas frescas, lo que ofrece una alternativa saludable.
- Incluir cinco porciones de frutas y vegetales al día, ya sean frescos, congelados, enlatados o deshidratados.
- Moderar el consumo de alcohol y limitar el de alimentos procesados y envasados, que suelen ser altos en sal, azúcares y grasas.
- Realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada o intensa cinco veces a la semana.
- Incrementar la actividad física diaria. Usar las escaleras, caminar o ir en bicicleta al trabajo en vez de conducir.
- Dejar de fumar. A los dos años de dejar el tabaco, el riesgo de enfermedad coronaria se reduce sustancialmente.
- Evitar la exposición al humo de segunda mano, que también es una causa significativa de enfermedad cardíaca en no fumadores.