Lula estuvo filoso con su amigo Alberto, durante el encuentro que mantuvieron este martes en Brasilia. “Alberto es un compañero que llegó bastante aprensivo y creo que va a volver más tranquilo. Es verdad, sin dinero, pero con mucha disposición política para encontrar una salida para Argentina”, dijo ante la prensa, luego del encuentro que mantuvieron en el Palacio Planalto.
La reunión agendada de apuro, se realizó para intentar destrabar el financiamiento de Brasil de las exportaciones a la Argentina, de manera que el intercambio comercial ya no deba hacerse en dólares. Se trata de una iniciativa anunciada meses atrás, que busca copiar el sistema que Argentina concretó con China.
Pero las negociaciones no son sencillas y plantean numerosos aspectos técnicos y reparos de los empresarios de ambos países y las llevan adelante Sergio Massa y su par brasileño Fernando Haddad, pero en especial se han metido en la discusión el vicepresidente Geraldo Alckmin, de peso determinante en la relación con el poder económico de Brasil y Gabriel Galipolo, secretario de Hacienda de Brasil.
Alberto es un compañero que llegó bastante aprensivo y creo que va a volver más tranquilo. Es verdad, sin dinero, pero con mucha disposición política para encontrar una salida para Argentina.
En principio se acordó trabajar sobre un sistema similar al que Argentina acordó con China, que incluya un sistema de créditos en reales al sistema argentino de administración de importaciones (SIRA), que incluya garantías sobre flujos futuros de Argentina de exportaciones incrementales, además de financiar las importaciones de este año.
La semana que viene Massa y su equipo negociador, integrado por Lisandro Cleri y Leonardo Madcur, se volverán a reunir con Haddad, Alckmin, Galipolo y Aloizio Mercadante, en una reunión con empresarios de los dos países que podría concretarse en San Pablo en la poderosa federación industrial paulista (Fiesp).
La fragilidad de la economía argentina encontró a la delegación encabezada por Alberto en una situación de debilidad que por momentos pareció disfrutar Lula, cuando casi condescendiente dijo que había hablado con Dilma Rousseff, que estaba haciendo bicicleta en la mañana en Shanghai, y que ella le contó que Xi Jinping iba a enviar a su canciller a Shanghai para hablar con ella sobre como el banco de los Brics puede ayudar a la Argentina, ya que no es miembro del banco.
Se trata de una promesa que contiene una dosis de voluntarismo porque pese a las promesas brasileñas, Argentina hasta ahora no ha logrado ser aceptada en el bloque Brics ni en su banco de desarrollo. Se trata de una institución que financia proyectos de infraestructura -como el BID- y hasta ahora nunca utilizó sus fondos ayudar para estabilizar complicaciones financieras, como las que atraviesa la Argentina.
La promesa de Lula de intentar que el banco de desarrollo de los BRICS ayude a la Argentina tampoco parece sencilla de concretar, porque esa institución -que no integra la Argentina- se creó para fondear proyectos de infraestructura, no para asistir a países con complicaciones financieras como la Argentina.
Como sea, siguiendo con el apoyo retórico Lula también prometió interceder ante el FMI para que suelte la ayuda que está reclamando la Argentina. “Yo pretendo conversar, a través de mi ministro de Hacienda, con el FMI para quitarle el cuchillo del cuello a la Argentina. El FMI sabe cómo se endeudó la Argentina, sabe a quién le presto el dinero y por lo tanto no puede seguir presionando a un país que solo quiere crecer, generar empleo y mejorar la vida del pueblo”, afirmó.
En efecto, lo concreto, que es la negociación para financiar las exportaciones brasileñas, es parte del plan de contingencia que está tratando de armar Massa por si el FMI decide no anticiparle los desembolsos, lo que dejaría a la Argentina en una situación aún más dramática de falta de dólares. El eje central de ese plan B, es la ampliación hasta 9.000 millones de dólares del swap de monedas con China, que permite usar yuanes en el intercambio comercial con la potencia asiática. “En definitiva estamos hablando de financiar las exportaciones a la Argentina”, sintetizó Galipolo, en una entrevista con O Globo, que el Palacio de Hacienda siguió al detalle.
“En los últimos cinco años, por ausencia de mecanismos de Brasil para financiar las exportaciones brasileñas y las importaciones argentinas, perdimos unos 6.000 millones de dólares en la balanza comercial con Argentina que fueron para China, que viene instrumentando alternativas de financiación”, destacó Galipolo.
El financiamiento de las importaciones brasileñas fue anunciado en enero de este año cuando los ministros de economía de ambos países presentaron el mecanismo de arbitraje de monedas entre los bancos centrales de ambos países gracias a garantías recíprocas del Banco de la Nación Argentina y el Banco do Brasil.
Una de los aspectos centrales que falta negociar la cotización virtual de referencia, una unidad de cuenta en la que expresar las transacciones bilaterales sin necesidad de recurrir al dólar. Estrictamente, esta unidad de cuenta ya fue creada en 2008, como un mecanismo de arbitraje entre los bancos centrales. Sin embargo, este arbitraje de monedas no prosperó para dinamizar el comercio bilateral por la brevedad del plazo de cobertura. Ahora se busca ampliar ese plazo a los 366 días.
“Llevamos algún tiempo discutiendo lo que llamamos crédito a la exportación” agregó Galípolo. Se trata de una cuestión sensible, porque necesariamente esa paridad beneficiará a ciertos sectores en detrimento de otros en ambas economías.
“Es financiamiento para empresas brasileñas que venden a la Argentina, y son estas empresas las que importan servicios y bienes de Brasil. La complejidad del caso esta en los mecanismos de convertibilidad entre ambas monedas. Va a vender en pesos en Argentina, y cuando tenga que pagar ese préstamo acá, lo que va a pasar es que tiene un problema de convertibilidad. ¿Será suficiente el volumen de pesos obtenidos de la venta, cuando se convierta a real, para pagar la deuda? Toda la complejidad de la estructura es como logro resolver el problema de la convertibilidad en un comercio que hoy se realiza con una moneda de un tercer país que no participa en ese comercio”, dijo en referencia al dólar.