La pelea del fútbol argentino ya no solo se libra en el plano de los títulos internacionales y locales, sino que los estadios tienen cada vez más protagonismo. Con la obra de remodelación de su estadio, River aumentó su capacidad y en poco tiempo el Monumental podrá albergar 84.500 personas, un poco menos del doble que La Bombonera que apenas suma 54.000 lugares.
No se trata sólo de una competencia por ver quien alberga más socios. El problema es mucho más profundo. Los ingresos de los clubes dependen cada vez más de la venta de abonos y de mantenerse esta disparidad Boca se quedaría muy atrás. “Si no resolvemos el problema del estadio, River se nos escapa y Boca va a quedar como un club de segunda categoría”, afirmó un experimentado dirigente xeneixe.
El primero en tomar el toro por las astas fue Jorge Reale, uno de los candidatos para las próximas elecciones de autoridades del club, que lanzó una idea audaz: olvidarse de la vieja bombonera y un nuevo estadio de clase mundial para 112 mil espectadores en la cercana Isla Demarchi.
Si no resolvemos el problema del estadio, River se nos escapa y Boca va a quedar como un club de segunda categoría.
La transformación del Monumental no es menor. El estadio de River pasará a ser el de mayor capacidad de Latinoamérica. El cetro lo tenía el estadio Maracaná, que llegó a albergar a 199 mil personas durante la final del mundo de 1950. Ahora la FIFA exige que los espectadores puedan permanecer sentados y por eso los números bajaron de manera abrupta.
El “ticketing”, como se denomina a los ingresos por venta de entradas es uno de los principales componentes a la hora de armar el presupuesto de los clubes argentinos. A diferencia de Europa o incluso Brasil, en donde el peso de la televisión es enorme, en River la venta de entradas, palcos y abonos representan el 60% del presupuesto total.
Los ingresos por venta de entradas representa el 60% del presupuesto en River. Durante la pandemia River encaró una obra considerable: bajó el campo de juego y el espacio ganado le permitió armar dos nuevas plateas bajas y dos nuevas populares.
Durante la pandemia River encaró una obra considerable: bajó el campo de juego y el espacio ganado le permitió armar dos nuevas plateas bajas y dos nuevas populares. Además la Centenario y la Sívori altas pasaron a ser plateas para cumplir con los requisitos de la FIFA. Con esos cambios el club que preside Jorge Brito logró aumentar un 44% sus ingresos por “ticketing”.
El marketing representa otro 30% de los ingresos totales del club, un número que triplicó lo que River había conseguido en la primera época del siglo XXI. A ese dinero se le suma lo que entra por el alquiler del estadio para recitales. En 2022, cada uno de los 10 shows de Coldplay dejó 500 mil dólares en la tesorería del club.
Semanas atrás, Reale presentó su proyecto para construir un nuevo estadio en la Isla Demarchi, una obra que demandará una inversión de 400 millones de dólares y podría terminarse en 48 meses.
La mudanza de la Bombonera es un tema que lleva varios años sobre la mesa de discusión, pero que hasta ahora no logró avanzar. El club tiene 300 mil socios entre activos y adherentes, una cifra que supera en más de 5 veces la capacidad de la Bombonera.
Reale cree que con la venta de plateas y palcos con un pago adelantado por los próximos 10 años, se pueden conseguir los 400 millones de dólares que costará el estadio. También se financiaría con el “naming”, la venta del nombre a una empresa por una determinada cantidad de años, como hizo River con Chango Más.
En diálogo con un Medio, Reale asegura que el proyecto del estadio que le encargó al arquitecto Enrique Lombardi, ya pertenece al acervo boquense, independientemente del resultado de las próximas elecciones. Lombardi diseñó el Único de La Plata y el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, dos de los mejores y más modernos estadios de la Argentina.
Reale le encargó el proyecto de la nueva Bombonera al arquitecto Enrique Lombardi, que diseñó el Estadio Único de La Plata y el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, dos de los mejores y más modernos estadios de la Argentina.
La nueva bombonera estaría ubicada en la Isla Demarchi, aquel lugar en donde alguna vez Cristina Kirchner proyectó un distrito audiovisual que nunca se concretó. Se le sumarían 4000 estacionamientos de hospitality a los 600 actuales y el estadio tendría 3 ingresos mediante puentes que la conectan con el continente. La actual Bombonera quedaría en pie y se utilizaría como museo y para partidos con menor convocatoria.
En la actualidad la diferencia entre los que recaudan River y Boca por venta de tickets alcanza los 20 millones de dólares, a los que se agregan otros 9 por el alquiler del estadio. Para el fútbol argentino son cifras enormes e incluso permitirían achicar ventajas con los equipos brasileños, que desde 2019 se quedaron con los principales trofeos continentales gracias a su poderío económico.